Música: Canción del pirata, de José de Espronceda
Juego: The Pursuit of Happiness, de David Chircop y Adrian Abela

Sección sobre mi estado de salud¿Cómo estoy? Del hospital salí con el estómago destrozado y bastantes dolores, pero la misma mañana de alta me llevaron a la ortopedia a cerrar el encargo de la silla y a jugar con la perra de un amigo; pasé la tarde jugando en un bar. La realidad me puso en mi sitio durante los días siguientes, pero afortunadamente desde entonces he mejorado bastante y estoy retomando mi nivel de actividad habitual. Esta vez con algo más de prudencia.

Revelación del agente Smith

«Quisiera compartir una revelación que he tenido…»

Sección dedicada a acontecimientos extraordinariosHay gente que lee la prensa rosa en la peluquería. Yo, en cambio, tuve una revelación. Hacía años que no pisaba una (antes me cortaba el pelo yo mismo), así que me llevé el consiguiente susto (¿17 euros por un corte de pelo rápido? Whaaaaaaat?). Cuando la peluquera me preguntó si quería que me cortara el pelo en mi silla de ruedas o en la silla de la peluquería (una transferencia bastante difícil: a un taburete móvil, giratorio, con brazos fijos y una considerable diferencia de altura), opté por la transferencia sin pensarlo ni dudarlo. ¿Por qué me jugué la vida innecesariamente? Creo que se debe a que me gusta enfrentarme a desafíos nuevos. Es una actitud que me ha venido muy bien para rehabilitarme, pero que puede ser muy peligrosa fuera del ámbito del hospital y que debo controlar. Debo meditarlo más, a ver si convierto la revelación en un cambio de actitud.

Sección dedicada al trabajoY el notición de la semana: ya estoy oficialmente jubilado. Antes de contaros la resolución, os pongo en antecedentes. Había solicitado una pensión de «gran invalidez», que solo conceden en los casos más graves, en los que el sujeto es incapaz de realizar cualquier trabajo. Fui a la valoración justo antes de ingresar en el hospital, retorciéndome de dolor y casi asfixiado. La médico que me valoró debió alucinar, porque por una parte vio un informe médico chungo, por otra a un tío asfixiándose que aseguraba sentir unos dolores muy intensos que no constaban en el informe, pero que de todas formas afirmaba querer trabajar y estar seguro de que iba a poder hacerlo (sí, soy gilipollas, pero al menos soy un gilipollas honrado). Es decir, que había solicitado una pensión por no poder trabajar y en la revisión dije que estaba seguro de que podría trabajar, mientras me arrastraba por el suelo asfixiado. Y de ahí al hospital, sin pasar por la casilla de salida. Una escena digna de los hermanos Marx. Al final se han portado y me han concedido la pensión máxima (de las posibles para mí). Siendo autónomo, no es que sea para tirar cohetes, pero debería permitirme vivir tranquilo. Si me veis, pedidme que me rasque el bolsillo y os invite a algo.

Camarote de los hermanos Marx

«Déjemelas cortas que aquí ya va faltando espacio»

Por lo demás, no he empezado lo de la autoescuela, sigo con médicos para intentar solucionar los problemas digestivos y los dolores (pero es muy aburrido de contar) y el lunes debería empezar con la fisioterapia en ASPAYM. Y superada la prueba de los cordones, teniendo en cuenta que todos mis zapatos viejos no me valen y que las zapatillas azules que llevaba en el hospital no quiero volver a verlas ni en pintura, he decidido ampliar mi parque móvil de calzado con un par de botas (de cordones, por supuesto). Ya os contaré si soy capaz de ponérmelas.

Un recuerdo especial para mi prima, que esta semana tomará su última pastilla tras una victoriosa lucha contra el cáncer que se ha prolongado durante muchos años.

Música: Back to Black, de Amy Winehouse
Juego: Las mansiones de la locura, segunda edición, de Nikki Valens

 

¡Hola! Hoy solo traigo un par de cosillas breves. Ya os conté que me habían ingresado en el hospital.

Sección sobre mi estado de saludLlevaba un par de semanas con unos dolores que cada día iban a más y la asfixia parecía aumentar con ellos. Llegó un punto en el que no pude soportarlo más y mi hermano me llevó a Urgencias.

Jugando en el hospital

Sufriendo solo en la cama del hospital

El médico de Urgencias se equivocó en el 50% del diagnóstico; en el 50% fácil, ya que yo mismo le dije lo que tenía que buscar: acumulación en del intestino. Al menos acertó con la infección. Al final hubo una serie de complicaciones y acabé pasando más de una semana en el hospital.

Creo que voy a padecer estos problemas de forma recurrente, así que pregunté a la médico qué podía hacer para prevenirlos o solucionarlos en casa, pero me dijo que no sabía y me remitió al hospital de Toledo. En fin, lo importante es que, aunque sigo con dolores, he salido bastante mejor de lo que entré.

Aproveché el tiempo para terminar el blog. ¡Ya podéis verlo en orphebus.es! Espero que os guste. Al fin y al cabo, fue idea vuestra. Está escrito en modo diario, así que las entradas están en orden cronológicamente inverso. Creo que en ordenador se leerá mejor que en móvil.

Ha llegado la hora de retomar el carnet de conducir.

Nada más. ¡Que paséis buen fin de semana!

Música: A Whole New World, por Lea Salonga y Bard Kane
Juego: Terra Mystica, de Jens Drögemüller y Helge Ostertag

 

Hola a todos. No pensaba escribir tan pronto, pero ha ocurrido algo inesperado y voy a aprovechar para comentar todo lo que tengo pendiente.

Aparcamiento para minusválidos

¡Chúpate esa!

He realizado varios recorridos por la ciudad y debo decir que Valladolid es una ciudad bastante accesible para los discapacitados; me refiero a las infraestructuras, no a los edificios. Las aceras son anchas, los pasos por los bordillos tienen doble rebaje y la ciudad es eminentemente llana. Las zonas periféricas están un poco peor.

Sección sobre mis experiencias en los autobusesTambién he subido un par de veces a los autobuses. Casi toda la flota es accesible, pero aunque el sistema es sensiblemente mejor que el de los autobuses de Toledo, dista mucho de ser perfecto. Entramos por una rampa desplegable de la entrada trasera, así que el conductor debe vernos para desplegarla. Además, para pasar la tarjeta o pagar el ticket hay que llegar hasta la entrada delantera y eso es imposible a nada que haya un pasajero de pie. Luego está el tema del espacio para maniobrar, que no tiene una solución sencilla, y la estabilidad en las curvas, que han solucionado colocando un par de cinturones. No son grandes problemas a nivel de efectividad, pero sí te hacen sentir un poco como un bicho raro.

También os comenté que estaba haciendo muchas cosas para mantenerme activo: muchas quedadas para tomar chismes, un par de películas en el cine, varias sesiones de juegos de mesa, un cumpleaños en un sitio muy accesible, el blog, la autoescuela y toda una serie de trámites interminables tanto para mí, como para la señora que ha venido a ocuparse de mi madre. Esto me sirve tanto para mantenerme activo como para sentirme útil. Apenas tengo tiempo para ver series o películas y creo que eso es una buena señal.

Acción mutante

“La sociedad nos trató como mierda y ahora les vamos a dar por el culo.” Acción mutante

En cuanto al cine, las plazas para minusválidos están en las zonas de acceso de los espectadores: detrás de la última fila, por lo que molestas a los espectadores que entran y es complicado ponerte al lado de tus amigos, o delante de la primera fila, que además de todo lo anterior, te dejas el cuello y fastidias a los dos o tres que tienes detrás, que están más bajos que tu silla de ruedas.

Lo que más me ha gustado desde el último mensaje ha sido la visita a ASPAYM. Antes de ir, ya sabía que me iba a hacer socio, a pesar de que me pilla a cinco kilómetros de casa, pero además me ha encantado. Tienen unas instalaciones espectaculares y la gente es encantadora. Ahora es un motivo más para sacarme el carnet de conducir.

Sección sobre mi estado de saludPor último, llevaba dos semanas con dolores cada vez más intensos, que además me provocaban rigidez muscular y espasmos. El jueves la cosa se puso un poco fea, así que mi hermano me llevó a Urgencias. Después de hacerme unas pruebas, decidieron ingresarme en el hospital. Hoy me encuentro un poco mejor y no parece tratarse de algo grave, así que soy optimista. Además me han metido en una habitación individual con el baño adaptado, así que estoy muy cómodo. Esta tarde me han dejado levantarme por primera vez y no me ha sentado mal. Me acuerdo de la última vez que estuve aquí y soy capaz de apreciar lo mucho que he mejorado, incluso estando mal, como estoy ahora.

No me quiero despedir sin daros las gracias. Tengo la suerte de tener una familia y unos amigos increíbles.

Baño adaptado... a medias

Baño adaptado… a medias

PD: Después de probar el baño, debo decir que la adaptación es una castaña. Solo vale para discapacitados bastante capacitados, que en realidad no necesitarían adaptación. Además, se nota que el personal no está acostumbrado a tratar con lesionados medulares, por muchos detalles. Pero lo importante es que me encuentro mejor, y a lo demás nos vamos acostumbrando poco a poco.

Música: Running Free, de Iron Maiden
Juego: Dream Home, de Klemens Kalicki

 

 

Ya llevo tres semanas en Valladolid. He dejado pasar todo este tiempo no porque no hubiera cosas que contar, que las hay y muchas, sino porque quería ofreceros una visión más madura. Por eso, me vais a permitir que esta vez me enrolle más de la cuenta.

Sección sobre mi estado de saludCuando llegué tenía muchos dolores y aunque no han desaparecido, he mejorado bastante, al menos hasta hace un par de días. Lo que tampoco ha desaparecido es la asfixia que me invade en cuanto hago algo de ejercicio físico. No sé si será algo temporal o va a ser mi compañera de por vida. Ya me he comprado pesas, pero no puedo usarlas en esta cama tan blanda y pequeña. Todavía no he empezado con la fisioterapia, pero lo haré pronto, porque creo que me vendrá bien.

Sección sobre las obras de adaptación de mi casaMi hermano está adaptando mi casa, las obras pendientes son considerables y parece que se van a prolongar. De momento, estoy viviendo en casa de mi madre. No es fácil: la silla no cabe en los baños, ni debajo de las mesas (debo comer a un metro de la mesa, inclinándome y sujetándome con una mano mientras uso la otra con el cubierto), no puedo acceder a la mitad de la casa y la otra mitad es tan estrecha que me dejo las manos en forma de rozaduras, casi toda la comida (en el frigorífico o estantes) está fuera de mi alcance, tengo un tercio de armario y solo puedo acceder a él de perfil, no tengo ropa de invierno (se quedó en mi casa), debo abrir la puerta del ascensor con una mano mientras entro marcha atrás, y arreglármelas para mantener la puerta abierta mientras saco los pies de los reposapiés y los desmonto… y toda una larga serie de incomodidades. Procuro pedir el mínimo de ayuda posible, tanto por los demás como por mí, pero sin mis hermanos no habría sobrevivido.

Mi casa

Mi casa a día de hoy

Pero quizás lo más duro de todo sea que después de haberme dejado la piel durante tantos meses para recuperarme y ser autónomo, regreso y me encuentro con todo esto. Sé que ya me habían avisado de que el choque con la realidad sería duro y que todo mejorará cuando tenga mi casa adaptada.

Sección sobre mi incapacidad de obtener el carnet de conducir

A pesar de los pesares, procuro mantenerme todo lo activo que puedo. Lo que me queda de las mañanas tras las abluciones diarias lo invierto en los diversos papeleos, burocracias, médicos y las muchas cosas que tengo pendientes. Las tardes procuro dedicarlas a quedar con la gente y al ocio, y el tiempo que me sobra, al blog, y más adelante, a la autoescuela (y luego al trabajo, quizás).

Señales imposibles

¡Suspenso!

Porque, hablando de autoescuela, me he matriculado en La Antigua, la que me dijisteis. Allí son mucho más majos y es un pelín más barato. El coche que tienen dispone de adaptaciones diferentes a las de Toledo, con lo cuál no solo tendré que aprender un trazado urbano diferente, sino que tendré que hacerme a un nuevo sistema de conducción; sin embargo, yo lo prefiero así: será más difícil, pero el día que me compre un coche sabré mejor qué tipo de adaptaciones me convienen. Después de dos meses y medio sin hacer tests, he descubierto que se me han olvidado muchas cosas, así que debo ponerme pronto con ello para demostraros vuestro error a los que todavía no creéis que voy a sacarme el carnet (no puedo culparos después de veinte años dándoos motivos para dudar).

Kuschall K-Series Carbon

Mi futuro medio de transporte

Pero lo que más ilusión me hace es la nueva silla de ruedas, aunque también me da un poco de miedo. Ya la tenía elegida y pensaba encargarla en una ortopedia de Toledo, pero estando aquí, me da pereza volver para encargarla y luego para recibirla (y si luego tengo algún problema, será un rollo resolverlo allí). Llamé a todas las ortopedias de Valladolid y me he quedado con la que me ofrecía más confianza; está en la otra esquina de la ciudad, pero la otra esquina de Valladolid sigue estando más cerca que Toledo. Un amigo me acercó esta semana y tras la valoración previa, ya tengo un presupuesto, que estoy revisando; espero poder encargarla esta misma semana. Se trata de una silla especial, que hacen a medida, para gente muy activa, por eso el especialista de aquí me ha recordado amablemente que no es recomendable para pacientes como yo (se supone que los que tienen lesiones como la mía no pueden/deben moverse mucho).

Profesor Charles Xavier

Mi yo futuro, cuando pierda el pelo, desarrolle poderes mentales y me cambie el nombre a Carlos Javier

Ya sabía que Valladolid era una ciudad accesible para los discapacitados; no solo es muy llana, sino que tiene fama de ello. Pero lo que me ha sorprendido es lo increíblemente amable que es la gente con los que vamos en silla de ruedas; todavía no he tenido que pedir ayuda a nadie, pero me la han ofrecido en innumerables ocasiones. Y si digo esto esto de los desconocidos, qué voy a decir de vosotros, que ya sabéis lo poco que me gusta pedir ayuda y lo cabezota que soy.

Como contrapunto a esto, algunos sabéis que en diciembre finalizaba el plazo legal que se tenía para hacer accesibles todos los edificios, públicos o privados. En este caso, sorprende que prácticamente nadie haya hecho caso de ello.

Finalmente, lo mejor de todo ha sido poder veros a muchos de vosotros ya no solo fuera del hospital, sino en el entorno y ambiente habitual. Tenía muchas ganas.

Feliz año a todos y una vez más, muchas gracias, esta vez no solo por vuestro apoyo, también por vuestra ayuda y vuestra paciencia.

Música: Suite 1, Op 41, In the Hall of the Mountain King, de Peer Gynt
Juego: Fearsome Floors, de Friedemann Friese

 

¡Hola! Hoy envío el [ante]penúltimo mensaje desde Toledo, ya que dentro de dos fines de semana estaré en Valladolid. Así que dejaré las conclusiones para el próximo.

Lego sobre ruedas

Otro que tampoco puede subirse a la silla sin ayuda

Sección sobre rehabilitación y fisioterapiaEste jueves tuve un cabreo bastante fuerte con mi fisioterapeuta. Hace mes y pico ya estaba más que claro que había tocado techo. Le dije que me interesaban dos cosas antes de irme: aprender a subir a la silla desde el suelo y una forma de bipedestación que pudiera practicar en casa sin ayuda. Lo primero es básico: no teniendo musculatura en el tronco, me voy a caer de la silla muchas veces. La bipedestación frenaría la osteoporosis que ya estoy sufriendo en las piernas (mucho más peligrosa sabiendo que me voy a caer), y mejoraría mi sistemas digestivo (que funciona fatal) y circulatorio. Mi fisio me dijo que ningún paciente con mi lesión había conseguido subir a la silla y que con una lesión tan alta como la mía, la bipedestación no era viable, porque me iba a marear mucho, y los pocos bipedestadores autónomos que existen están diseñados para parapléjicos, con plena funcionalidad de las manos, y que si a ellos ya les costaba subirse, a mí me costaría cuatro veces más. Pero son dos cosas esenciales para mí y que debo aprender aquí, que no podré practicarlas en casa.

Quedamos en que por otras cosas inesperadas que había logrado, me había ganado el derecho a probar lo de la silla. Y acordamos probar sistemas asistidos de bipedestación y, si aguantaba media hora, probaría con los autónomos. Es verdad que me mareo muchísimo al ponerme de pie (y sin ponerme de pie), pero he logrado alcanzar la media hora casi todos los días.

Beneficios de la bipedestación

Beneficios de la bipedestación

Ya voy al grano: a falta de ocho días laborables para mi alta, solo había probado la bipedestación autónoma una vez y de lo de subirme a la silla no se sabía nada. Yo entiendo que para mi fisio supone salirse de los parámetros de la normalidad. Pero con tan poco tiempo por delante, ya no puedo seguir esperando, así que tras otro día sin nada de eso, me cabreé cuando me dijo que no tenía tiempo para la bipedestación. Además, acudí al médico para explicarle la situación.

Ya os contaré cómo acaba esta historia. De momento, el viernes ya probé la bipedestación autónoma y conseguí subirme yo solo, aunque con mucho esfuerzo y algo de suerte.


Sección sobre mi estado de saludOtro asunto que debería cerrar es el tema de los dolores neuropáticos y la asfixia que últimamente no me dejan hacer nada. Ya sé que los voy a padecer toda la vida, pero antes eran esporádicos y mucho menos intensos. Digo yo que alguna causa habrá. El médico no hace más que ponerme enemas y laxantes. Quizás tenga razón, pero no mejoro.

Ya que habéis aguantado hasta aquí, os prometo que a mitad de semana os contaré el segundo proyecto secreto, que sorprenderá a más de uno.

Sin palabras

Dicho queda

Por último, mañana lunes se va mi otro compañero de habitación (después del rumano de Murcia). En cuatro meses y medio que llevo con él, no hemos tenido ni media desavenencia, nos hemos reído juntos un montón en la habitación y en el gimnasio, nos hemos animado mutuamente (él también es un gran trabajador, a pesar de sus sesenta años) y me llevo muy bien no solo con su mujer, si no con toda su familia. Yo también estoy más fuera que dentro, pero mañana me va a dar muchísima pena. Lo importante es que se va muy bien, andando.

No hay que olvidar que esto solo es un medio para conseguir un fin: reintegrarnos a nuestra vida anterior en las mejores condiciones posibles.

¡Buenas noches a todos y estad atentos a mitad de semana!

Música: The Show Must Go On, de Queen
Juego: Virus, de D.Cabrero, C. López y S. Santisteban

 

Sección sobre mi estado de saludPues ha pasado otra semana más, pero no ha cambiado mucho. Sigo acatarrado y débil, aunque me encuentro algo mejor. Llevo un mes enfermo y eso no deja de ser un aprendizaje más, ya que en el futuro no puedo esperar vivir libre de enfermedades. Sin embargo, llevo cerca de dos meses en los que apenas noto progreso.

Huir

Volver corriendo

Como ya comenté la semana pasada, creo estoy cerca de los límites que impone mi cuerpo y, por primera vez, empiezo a sentir que sobro aquí. Estoy ocupando una plaza que otra persona podría aprovechar más y si por mí fuera, me volvería hoy mismo. O la semana que viene. Por una parte, después de tanta mejora rápida no dejo de sentir cierta tristeza al saber que esto se ha acabado y nunca voy a estar mejor que ahora. Pero por otra, quiere decir que el hospital ha cumplido su función conmigo, algo que por lo que estoy viendo, no muchos pacientes pueden decir al salir. Y ese era el objetivo final de todo esto.

Sé que todavía me quedan muchas batallas difíciles que librar y tengo muchas ganas de volver para veros a todos y empezar esa nueva etapa de mi vida, pero no quiero adelantarme. Todo eso debe esperar y debo esforzarme para vivir el presente, como hasta ahora.

Música: The Rime of the Ancient Mariner, de Iron Maiden
Juego: Eldritch Horror, de Corey Konieczka y Nikki Valens

 

Sección sobre mi estado de saludNo estoy pasando por una buena racha. Uno de los últimos días del tratamiento de la infección, atiborrado de antibióticos que devoraban mis defensas, pillé el virus del catarro/gripe que andaba desbocado por el hospital. Aparte, un par de proyectos secretos que tenía por ahí tienen toda la pinta de acabar mal. Pero hay que quedarse con lo bueno: a pesar de mis males, consigo que me dejen salir de la cama a hacer cosas. Me fatigo enseguida y no puedo con todo, pero al menos no pierdo el tiempo.

Antibióticos

Los antibióticos me dejan peor que la infección

Sección dedicada a acontecimientos extraordinariosEl fin de semana estuvo genial, a pesar de la gripe. Además de ver a mis dos amigos «ingleses», que no siempre es fácil (mentira, al final por A o por B, nos vemos regularmente todos los años), lo pasé estupendamente con todos y me hizo mucha ilusión. Con un poco de adaptación en la casa, casi fui capaz de ser completamente autónomo, aunque mis amigos me lo pusieron facilito. También lo recordaré como el fin de semana que dejé de pasarme a los coches sin tabla y en el que me inicié en la práctica del alpinismo, para subir a un todoterreno y salir del inodoro.

En un bipedestador

De pie en un bipedestador

Lo más «espectacular» de las novedades es que se me está produciendo osteoporosis en las piernas, por falta de uso. Y para frenarla han decidido ponerme de pie.

Por lo demás, han mandado para casa a otra amiga del grupo de la planta (y ya van tres de nuestro «corrillo»). Es una pena porque era una persona muy divertida, siempre se estaba riendo y su alegría era contagiosa. Mucho me temo que los demás no vamos a tardar en seguirla. Yo en concreto llevo tiempo sin hacer progresos significativos y noto que la terapia y la fisio se han vuelto rutinarias; creo que ya he alcanzado el tope que me permite el cuerpo y en cualquier momento me darán el alta.

Música: Zombie, de The Cranberries
 Juego: Pandemic, de Matt Leacock

 

Sección sobre mi estado de salud¡Hola a todos! Llevo tiempo sin escribir, porque no hay nada significativo que contar. El motivo por el que me sentía mal el domingo que estuve en Valladolid, ni pude subir a mi habitación sin ayuda es que tenía una infección de orina que, según me dicen, seguramente arrastrara desde el anterior miércoles, que no pude levantarme por mareos hasta la tarde, y estuve a punto de quedarme sin ir a Valladolid.

La escherichia coli, responsable de las infecciones de orina

La escherichia coli, la principal bacteria responsable de las infecciones de orina

Entre la infección y la potente dosis de antibióticos, que devoran tanto lo bueno como lo malo, he estado hecho polvo hasta ahora. En fin, hay que ser positivo y me hizo mucha ilusión que el lunes todo el personal de la planta y muchos pacientes notaran mi ausencia y pasaran a verme a la habitación. También me extrañó que en la tarde del mismo martes, en cuya mañana había tenido más de 40 de fiebre, me dejaran levantarme solo «por estar hasta las narices» de estar en la cama. Me fui a jugar al ping-pong, eché unas bolas, me sentí mal y me volví a la cama. Desde entonces he estado levantándome mañana y tarde (salvo el fin de semana, que me lo tiré entero en la cama) para hacer algo de ejercicio. Pero todavía me siento muy débil y apenas consigo nada.

Virus de la gripe

El virus de la gripe, una mina de proximidad perfecta

Otra buena noticia es que hay un virus de catarro/gripe campando a sus anchas por el hospital y, yo que suelo ser de los primeros en pillar esas cosas, sigo bien a pesar de que mis dos compañeros de habitación han caído. En cualquier caso, la infección ya pasó, el tratamiento con antibióticos acaba de terminar y este fin de semana lo voy a pasar en una casa rural semi-adaptada con unos amigos a los que tengo muchas ganas de ver, así que a partir de ahora las cosas van a ir a [mucho] mejor.

¡Escribo pronto la próxima semana!

Música: Rehab, de Amy Winehouse
Juego: Roads & Boats, de Jeroen Doumen y Joris Wiersinga

 

Sección sobre mi estado de saludA finales de junio la dinámica empezó a cambiar. Ya solo la desaparición de la fiebre —y los antitérmicos y sus efectos secundarios— supuso una gran mejora en mi calidad de vida. Además, al llegar me habían quitado los corticoides y, aunque me asusté un poco ante la cantidad de medicinas que dejé de tomar, lo cierto es que no eché de menos ninguna de ellas; más bien lo contrario. Solo tenía un problema, a la hora de dormir; tras una enconada lucha con las enfermeras y auxiliares, me dejaron administrar a mi manera los hipnóticos que todos los pacientes debemos tomar, y comencé a dormir bien.

Una silla de ruedas

Una silla de ruedas, el medio de transporte habitual del HNP

En el campo de la silla de ruedas, la cosa había mejorado, pero no mucho. Estaba más tiempo fuera de la cama, pero no tenía fuerza para impulsarme con la silla, así que dependía de los celadores, que me llevaban de la habitación al gimnasio y del gimnasio a la habitación. Por la tarde, que no hay actividades oficiales del hospital, intentaba moverme un poco con la silla, pero no llegaba muy lejos.

Más adelante empecé a habituarme a la silla y los desplazamientos los hacía yo, de forma fatigosa y a ritmo de tortuga. La cantidad de tiempo que perdía yendo de un lado a otro era frustrante, pero por lo menos podía hacerlo yo.


Sección sobre rehabilitación y fisioterapiaAl poco tiempo, se me abrió la otra gran actividad obligatoria, junto con el gimnasio: la terapia ocupacional. Allí me ayudarían a rehabilitar mis manos y más adelante me enseñarían a hacer las transferencias cama-silla, silla-coche, silla-retrete y silla-cualquier-otro-sitio, a vestirme, a ponerme pañales y ese tipo de cosillas de la vida cotidiana. El problema es que el gimnasio y la terapia estaban en lugares opuestos del complejo y con mi velocidad de tortuga reumática, me pasaba la mitad del día arrastrando trabajosamente la silla por los pasillos.

La vieja sala de terapia ocupacional

La vieja sala de terapia ocupacional, actualmente en desuso

En el gimnasio me movilizaban las piernas y las manos durante veinte minutos, y luego me ponía a levantar pesas de… ¡medio kilo! ¡Un 500% más que mis viejas barritas de cloruro sódico!

En cambio, en terapia me estiraban los brazos, manos y dedos durante diez minutos y luego trabajaba con aparatos para recuperar la funcionalidad de los dedos. Mi terapeuta enseguida vio que me aplicaba mucho, y me ofreció la posibilidad de quedarme media hora más con los aparatos. Y más tarde, esa hora se convertiría en dos horas, cuatro veces el tiempo normal.

Música: One, de Metallica
Juego: Agricola, de Uwe Rosenberg

 

Sección sobre mi estado de saludEstuve dos meses —desde mediados de marzo hasta finales de mayo— ingresado en el Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid, bailando entre la UCI y varias plantas: Neurología, Medicina interna… Tuve fiebre alta desde el primer hasta el último día; en la UCI la controlaban con potentes antitérmicos, pero en cuanto bajaba a la planta, sin tanta vigilancia, la fiebre se disparaba sin control. La primera vez llegué hasta 41,5º, entré en coma y tuvieron que sumergirme en un baño de hielo.

UCI Río Hortega

La UCI del hospital Río Hortega, mi casa durante un mes

Tuve un par de infecciones y algún que otro problemilla de propina, pero los efectos de la fiebre consiguieron que apenas los notara. No descubrieron la causa de la fiebre hasta casi el final.

Trataron el derrame —la causa de mi lesión medular— con corticoides a cascoporro, y durante la exploración descubrieron un cavernoma —una malformación de un vaso sanguíneo— en la zona dorsal. No me había dado ningún problema, pero lo redujeron quirúrgicamente por precaución.


Estuve bastante mal, muy cerca de morir en un par de ocasiones, según me dijeron después. Pero lo que me minaba la moral era la fiebre alta; combinada con los antitérmicos —que me daban mucha sed— y los efectos de los corticoides, apenas me dejaban hablar con la gente que se molestaba en venir a visitarme, sobre todo por las tardes, ni seguir las conversaciones durante más de cinco minutos. Solo conseguía ver series o películas en el ordenador cuando estaba en la UCI, fuertemente medicado.

Delirios

Delirios

Físicamente, solo podía mover los brazos, muy débiles, la cabeza y, a duras penas, las manos. Con los brazos sudaba para levantar barritas de sodio de 100 gramos y con los dedos no lograba hacer mella en las pelotas de goma más blandas. A pesar de ello, realizaba series de ejercicios todos los días una docena de veces, junto a ejercicios respiratorios con un cacharro que llegué a odiar; los músculos de los pulmones estaban tan débiles que ni siquiera podía toser.

Meses más tarde descubrí que durante toda mi estancia en Valladolid, y el primer mes de Toledo, había estado delirando.


Los médicos, las enfermeras y las auxiliares me trataron fenomenal, pero lo mejor de esta etapa fueron mis familiares y amigos. No podía coger el móvil y aunque me lo dejaran en la cama, mis dedos no tenían fuerza para pulsar el botón de activación de la pantalla, así que no avisé a nadie de mi infarto. Pero casi todos acabaron enterándose, sobre todo los de Valladolid. Mientras estuve en la UCI, los visitantes tuvieron que turnarse para entrar todas las mañanas y todas las tardes durante los horarios de visita, hasta el punto de que el personal médico no paraba de hacer chistes al respecto. Pero eso no es nada comparado con lo que sucedió mientras estaba en planta: dado lo inestable de mi fiebre, necesitaba vigilancia constante, así que se turnaron para no dejarme ni un minuto a solas… ¡durante un mes! Si en algo he tenido suerte en mi vida, sin duda ha sido con mi familia y mis amigos.

Termómetros

¿Bien? ¿Con 28 grados está bien?

Enseguida me hablaron del hospital de parapléjicos de Toledo y esta se había convertido en mi meta, en una especie de sanatorio idealizado que sería clave para mi recuperación. Sin embargo, según decían, no podían enviarme allí hasta averiguar la causa de la fiebre y tratarla. Mi incapacidad de hacer algo para conseguirlo me frustraba.

Sin duda, estos fueron mis peores momentos. Desde el principio asumí mi lesión bastante bien, no me deprimí ni me amargué, pero la falta de mejoría, la necesidad de recurrir a ayuda para todo y la continuidad de la fiebre me fueron minando la moral. He de reconocer que en algunos momentos pensé en tirar la toalla; creo que no lo hice porque no podía decepcionar a mis seres queridos, después de lo mucho que se habían volcado conmigo.

Cuando ya había asumido que lo de Toledo iba a tardar y menos lo esperaba, me llegó la noticia: ¡al día siguiente me trasladaban allá!