Salón

Un espacio mucho más amplio, con las paredes y pilares imprescindibles, para facilitar el movimiento

¡Por fin he vuelto a mi casa! Era el gran objetivo desde que salí del Hospital de Parapléjicos de Toledo. Sin embargo, mi regreso no ha sido como esperaba.

La casa está genial. Yo no sabía muy bien lo que quería ni lo que necesitaba, así que mi hermano ha tomado muchas decisiones por mí. He descubierto que lo más importante es el espacio. Carlos ha acertado de pleno, como podéis ver en las fotos. Es un placer poder moverme por la casa con tanta facilidad. Ya os contaré con más detalle, pero me estoy deshaciendo de muchas cosas.

Mi habitación

Fusión de la habitación de invitados, la sala de juegos y un pasillo, un espacio diáfano

Lo que sí tenía claro es que quería accesibilidad. Quería poder acceder a todo en mi casa. Me estoy dando cuenta de que quizás no sea posible, o conveniente. Otra cosa en la que Carlos tenía razón.

Hay otros aspectos, como el baño, en los que no me hizo caso y no tengo tan claro que vayan a funcionar bien. Pero quiero mantener una actitud abierta porque quizás tenga razón y al final acaben siendo buenas para mí. Ya que están así, voy a probar.

Sé que las reformas se han alargado mucho, pero eso ya pertenece al pasado; lo importante es que ya estoy aquí. Y además de no cobrarme nada, mi hermano Carlos ha invertido mucha ilusión y un tiempo que no tenía en este proyecto, que es todavía más de agradecer. Es el mejor regalo que he recibido y que nunca recibiré. De largo.

Mi cama

Otra perspectiva de mi habitación

Os decía que el regreso no ha sido como esperaba. Me está costando mucho adaptarme, a pesar de que Claudia me está ayudando mucho. Además, está coincidiendo con una etapa de muchos dolores, que no sé si está relacionada. No lo estoy pasando nada bien. No puedo evitar recordar mis últimos meses en el hospital de Toledo, cuando me decían que era una locura irme a vivir por mi cuenta, dada la gravedad de mi lesión.

No obstante, quiero ser optimista. Los principios siempre son duros y cuando la casa esté a punto será algo más fácil.

Hay que tener en cuenta que este es el verdadero principio de mi nueva vida, tal como yo la quería, en mi propia casa. Las mejoras que consiga, a partir de ahora, serán permanentes. A partir de ahora podré ver qué tiempo me queda libre cada día, qué voy a poder hacer y qué no, cómo me organizo para hacer las cosas —la compra, la limpieza o cuidar de la perra, por ejemplo—, si puedo trabajar algo, y un largo etcétera de cosas. Voy a ver cómo va a ser mi vida, en definitiva. Son un montón de nuevos retos que debo afrontar.

No me queda más que agradecer a mis hermanos —sobre todo y de nuevo a Carlos— y a mis amigos por ayudarme a poner a punto mi casa. Hay muchas cosas que contar y esto es un trabajo en curso, así que os seguiré contando.

 

El calor
Música: Flight Of Icarus, de Iron Maiden
Juego: 504, de Friedemann Friese

 

Hace tiempo que no hablo sobre mí…Sección sobre mi estado de salud

En lo relativo a la salud, este año está siendo casi idéntico al anterior. Es una mala noticia, pero no puedo decir que no lo esperara, ya que desde hace tiempo, todo lo relativo a mi salud sale mal. Al acercarse el verano, salgo del ciclo de infecciones y aumentan mis dolores. Y el problema del calor.

El calor

El calor, enemigo implacable

El verano pasado sufrí una desagradable sorpresa: no soporto el calor. Ya no sudo, mi cuerpo no regula bien la temperatura, así que funciono como un acumulador de calor: si me da el sol, acaba entrándome fiebre, me mareo mucho y me entran los siete males. Lo malo es que también me pasa con el calor ambiental, y los días de mucho calor me sucede lo mismo sin salir siquiera de la cama. El verano pasado fue poco caluroso; veremos cómo viene este y qué tal lo soporto.

Al no tener coche ni carnet de conducir, el verano estaré aislado en Viana de Cega. No puedo subir al autobús con la silla y el año pasado moví Roma con Santiago para intentar conseguir el servicio Atendo en la estación de tren de Viana, pero no lo logré; este año lo están intentando desde el PIRI, y si no lo consiguen, tampoco tendré tren. No me preocupa, porque en Viana tengo familia y muchos y buenos amigos, está cerca de Valladolid y recibiré alguna visita. Además, tengo muchas cosas pendientes que puedo hacer. La silla eléctrica que usé el verano pasado no estará disponible. A ver qué tal me apaño con la moto.

Sección dedicada al trabajo

Como ya sabéis, yo era (soy) traductor especializado en videojuegos. Tuve suerte y me fue muy bien, y en este sector, los veranos son terribles, porque todas las empresas quieren publicar varios juegos en Navidad, que es cuando más se vende. Y todos esos juegos hay que traducirlos en verano, así que las empresas de localización de videojuegos tienen problemas para encontrar traductores fiables. Hace tiempo, decidí quedarme con un único cliente, por diversas circunstancias. Durante estos dos últimos años, se ha portado bien y me ha venido recordando que sigue contando conmigo. Yo ya he dicho que veo imposible volver a trabajar, tardo más en hacer las cosas y no tengo ocho horas diarias disponibles que dedicar a la actividad laboral. Pero sí me gustaría hacer algo. Todavía no tengo mi vida organizada —ni la tendré hasta que recupere mi casa— y no sé de cuántas horas dispondré para trabajar, pero este verano me gustaría echar una mano a mi cliente. Para ello, debería aclarar mi situación legal, porque hoy por hoy, si trabajo me quitan mi pensión para siempre. Y es absurdo, porque la actividad que voy a poder realizar apenas me va a producir dinero. Otro «veremos». 

Este mes los antiguos compañeros del colegio han organizado una reunión, 25 años después de nuestra graduación. No sabía si ir. La comida se celebra en el sitio menos accesible que hay en Valladolid y lo que han preparado para después, también; no quiero «validar» locales con tan poca accesibilidad asistiendo. Casi ninguno de los compañeros con los que mejor me llevo va a ir. Sí tengo ganas de ver a todos aquellos con los que perdí el contacto, pero no me apetece nada andar contando la historia de mi lesión una y otra vez. Además, me coincide con el curso de adiestramiento de Sirka al que me he apuntado. El dueño del local ha sido muy amable conmigo prometiendo ayuda e invitándome a asistir gratis. No sé qué hacer. 

La otra silla eléctrica

Un modelo de silla eléctrica ligeramente anterior a la mía

He aceptado bien otras limitaciones más y menos importantes, pero no estoy llevando muy bien lo de los viajes. Ya comenté aquí, pese a los ánimos que me dabais, que debía resignarme a no viajar. El caso es que cuando me entero de que alguien ha viajado, me entra un pequeño desazón. Nadie me lo ha ofrecido y aunque hubiera recibido una invitación, la habría rechazado. Pero aunque deje de hacerlo, viajar seguirá siendo una de mis pasiones y quiero acostumbrarme a mi nueva situación, porque me gusta mucho que me manden fotos y me cuenten las cosas que han visto; para mí es una forma de viajar sin desplazarme físicamente. 

Sección sobre las obras de adaptación de mi casa

Por último, tengo que hablar de mi casa. Era el pilar de mi recuperación, había de ser la confirmación de mi independencia. Pero todavía sigue en obras. Ya no aspiro a ir antes de la vuelta del verano, pero no quiero esperar más. No soporto seguir viviendo en casa de mi madre; quizás otro día hable de eso. También me ha entrado el miedo. A día de hoy, Claudia me ayuda en muchas cosas, la mayoría de las cuales tendré que hacer yo si quiero ser independiente. ¿Seré capaz? El problema no es hacerlas un día: sé que eso puedo; el problema es hacerlas todos los días del resto de mi vida. ¿Y cuando me haga mayor y pierda facultades? Prefiero no seguir por ese camino, prefiero no pensar en el futuro. Es mejor vivir el presente. Pero tampoco es fácil alejar esas ideas mi cabeza.

Música: Bad, de Michael Jackson
Juego: Ground Zero, de David Short

 

Sección sobre mi estado de saludEn Toledo, tenía fama de «suicida». Intentaba hacerlo todo, una y otra vez, así que me caía bastante de la silla, hasta el punto de que mis caídas llegaron a ser un chiste recurrente entre los amiguetes. En los últimos meses de mi estancia allí, empecé a contar los días que llevaba sin caerme; debo confesar que aunque alcancé los dos dígitos en un par de ocasiones, no llegué mucho más lejos. Ya en Valladolid, apenas me caigo. Soy más consciente de mis límites y la gente que me rodea ha conseguido «amansarme» un poco. Lo que sí se ha convertido en recurrente son mis infecciones. Así pues, aprovechando que acabo de terminar el tratamiento de una infección, voy a estrenar un contador de los días que llevo sin infecciones: podéis verlo en la barra lateral izquierda, abajo del todo.

Sección sobre las obras de adaptación de mi casa

El otro día estuve probando las adaptaciones que mi hermano está haciendo en el chalet de Viana de Cega, para que pueda vivir allí. La verdad es que es un lujo tener un hermano así, tan implicado y tan apañado (esto lo pongo porque sé que no lo va a leer), me quita un gran peso de encima, porque puedo desentenderme casi completamente de eso para centrarme en otros campos de batalla, que no tengo pocos. Creo que las adaptaciones son perfectas. Solo necesito comprar algunas cosillas, como una cama y un colchón, y en una semana estaremos allí.

Otro tema sobre el que me habéis preguntado algunas veces es el de la paraplejia y la tetraplejia.

Un tetrapléjico tiene las cuatro extremidades afectadas por una parálisis total o parcial y su lesión se localiza en las vértebras cervicales (las del cuello), mientras que un parapléjico solo sufre parálisis total o parcial en las piernas y su lesión medular se encuentra en las vértebras dorsales, en las lumbares o incluso en las sacras (es decir, por debajo del cuello).

Esto da lugar a una infinidad de combinaciones posibles e incluso puede darse el caso de que un tetrapléjico se encuentre mejor que un parapléjico. Esto lo hacemos con el fin de confundiros y que no podáis distinguirnos. Afortunadamente para vosotros, yo estoy aquí para enseñaros a separar la paja del trigo.

Maléfica no es tetrapléjica

Maléfica no es tetrapléjica. Ni siquiera es parapléjica. Pero sus garras no admiten réplica.

Lo primero es fijarse en las manos. Si las mueve perfectamente, es un para. Si no las mueve, es un tetra o un para al que no le apetece mover las manos en ese preciso momento. Pero no desesperéis, hay un truco: si las manos tienen forma de garra, se trata de un tetra (o de Maléfica; ver imagen anterior).

Garras de tetrapléjico

Tetrapléjico con garras de maléfico

Otra forma es fijarse en la silla de ruedas que lleva pegada al trasero. Los tetras solemos usar eléctricas, porque al tener mal las manos, nos cuesta mucho más propulsarnos. Por ese mismo motivo, los aros de las ruedas de nuestras sillas no eléctricas suelen estar recubiertos por un material negro antideslizante. Además, usamos respaldos altos y a veces rígidos, así como reposabrazos, porque no controlamos musculatura en el tronco que nos ayude a mantener el equilibrio.

La forma definitiva de saber si es para o tetrapléjico es preguntárselo directamente, pero si no tenemos confianza con el sospechoso, la pregunta puede resultar ofensiva. No aconsejo este método.

Música: These boots are made for walking, por Nancy Sinatra

Juego: Tabú, de Brian Hersch

 

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

Antonio Machado

 

Sección sobre las obras de adaptación de mi casaMuchos me preguntáis por el estado de las obras de adaptación de mi casa. Según el ingeniero responsable, quedan un par de semanas, pero están paralizadas por problemas con una herramienta y el proveedor de los suelos. A mí, después de ver el estado actual, me parece que queda bastante más, pero evidentemente el experto es el ingeniero.

No hay genialidad sin locura

¿Sí o no?

De todas formas, ahora la prioridad es adaptar el chalet de mis padres en Viana —que es viejo y también requiere trabajo—, ya que es allí donde pasaré el verano, pues mi casa de Valladolid se convierte en un horno crematorio durante esta estación. Además, con mi actual estado de salud, irme a vivir solo sería una auténtica locura. Y para tranquilizaros diré que se trata de una locura de tal magnitud que ni siquiera yo me atrevería con ella. O eso creo…

Pero vamos ya con el tema del día: algunos amigos me han confesado su temor a meter la pata al hablar conmigo con alguna expresión del tipo «esto va sobre ruedas», «¡anda ya!» o como decía un amigo: “vamos paso a paso». Si sucede algo de eso (y me doy cuenta), lo más que puede pasar es que nos echemos unas risas juntos, así que perded el miedo.

Felicidad

Solo hay una; ¿quién la quiere?

Debo confesar que antes sí que era un poco «enfadique», pero si algo me está enseñando la ordalía por la que estoy pasando es a buscar el lado bueno de todo y a disfrutar con ello. Pudiendo reír, ¿por qué llorar? Y perded cuidado, no son meras palabras; ya me ha pasado varias veces y todavía no he matado a nadie. Y lo que es más, yo mismo suelo hacer chistes sobre ello. Y lo que todavía es más, hay amigos que se atreven a hacer chistes sobre ello. A propósito.

Yo prefiero que sea así. Por ejemplo, siempre defendí el poder tratar el tema de la raza con naturalidad sin que por ello te tachen de racista, poder hacer chistes sobre blancos y sobre negros (que no sean ofensivos ni de mal gusto); porque para mí, el racista es el que evita referirse a la raza, porque está reconociendo implícitamente que ahí hay algo chungo (¿por qué lo llamas «de color»? ¿Acaso ser negro es malo?). Del mismo modo, quiero que se trate mi discapacidad con naturalidad.

Y con esto no pretendo criticar a los discapacitados (ni a los negros o blancos) que sí se ofenden por estas cosas. No me meto en sus motivos, su posición me parece muy respetable. Solo quería decir que conmigo prefiero que actuéis con total normalidad.

Igor también sonríe

Hasta Igor sabe ser feliz

A mis compañeros de fatigas, que estáis como yo, os aconsejo que tampoco os ofendáis. Uno lo pasa mejor riendo que enfadándose y lo que todos queremos es ser felices.

Y a aquellos lectores que ni me conozcan ni sean discapacitados, os aconsejo que le echéis valor y tratéis estos temas directamente con la persona afectada. Quizás sea una conversación un tanto incómoda, pero creo que os lo agradecerá, os sentiréis mucho más cómodos en su presencia y evitaréis futuras situaciones difíciles.

Por descontado, también quiero que se hable libremente de mi discapacidad. Sé que hay muchas cosas que desconocéis. Que no os dé miedo preguntar o demostrar ignorancia. Antes de padecerla, yo era un total ignorante al respecto (y todavía lo soy en buena medida), así que cómo voy a enfadarme con alguien porque no sepa algo.

Sois muchos los que me habéis dado consejos y creo que he hecho caso de muchos de ellos. El otro día, durante la barbacoa, un amigo me pedía disculpas muy educadamente por darme un consejo sobre un tema delicado. Recordad que soy nuevo en esto y hay muchas cosas que no sé, no solo sobre la lesión, sino también sobre otros asuntos, como fue el caso de mi amigo. Yo agradezco cualquier sugerencia que me podáis ofrecer y os animo a ello, aunque os parezca ridícula o creáis que «algo tan obvio ya debe de saberlo».

Ahora me enfado y no respiro

No me obliguéis a acabar así; sabéis que soy capaz

Y para cerrar, he notado que hay gente que no me habla de sus problemas o su estado de salud, «porque, comparados con los míos, sus problemas son nimios». Muy mal. Si yo os confío mis problemas y vosotros no me contáis los vuestros, ¿dónde queda el «do ut des»? En serio, igual que vosotros queréis saber qué me pasa, yo quiero enterarme de lo que os pasa a vosotros. Luego me sienta mal cuando descubro que no me habéis contado algo.

Termino con una encuesta que me servirá para saber cómo adaptar el blog.

 

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Música: Running Free, de Iron Maiden
Juego: Dream Home, de Klemens Kalicki

 

 

Ya llevo tres semanas en Valladolid. He dejado pasar todo este tiempo no porque no hubiera cosas que contar, que las hay y muchas, sino porque quería ofreceros una visión más madura. Por eso, me vais a permitir que esta vez me enrolle más de la cuenta.

Sección sobre mi estado de saludCuando llegué tenía muchos dolores y aunque no han desaparecido, he mejorado bastante, al menos hasta hace un par de días. Lo que tampoco ha desaparecido es la asfixia que me invade en cuanto hago algo de ejercicio físico. No sé si será algo temporal o va a ser mi compañera de por vida. Ya me he comprado pesas, pero no puedo usarlas en esta cama tan blanda y pequeña. Todavía no he empezado con la fisioterapia, pero lo haré pronto, porque creo que me vendrá bien.

Sección sobre las obras de adaptación de mi casaMi hermano está adaptando mi casa, las obras pendientes son considerables y parece que se van a prolongar. De momento, estoy viviendo en casa de mi madre. No es fácil: la silla no cabe en los baños, ni debajo de las mesas (debo comer a un metro de la mesa, inclinándome y sujetándome con una mano mientras uso la otra con el cubierto), no puedo acceder a la mitad de la casa y la otra mitad es tan estrecha que me dejo las manos en forma de rozaduras, casi toda la comida (en el frigorífico o estantes) está fuera de mi alcance, tengo un tercio de armario y solo puedo acceder a él de perfil, no tengo ropa de invierno (se quedó en mi casa), debo abrir la puerta del ascensor con una mano mientras entro marcha atrás, y arreglármelas para mantener la puerta abierta mientras saco los pies de los reposapiés y los desmonto… y toda una larga serie de incomodidades. Procuro pedir el mínimo de ayuda posible, tanto por los demás como por mí, pero sin mis hermanos no habría sobrevivido.

Mi casa

Mi casa a día de hoy

Pero quizás lo más duro de todo sea que después de haberme dejado la piel durante tantos meses para recuperarme y ser autónomo, regreso y me encuentro con todo esto. Sé que ya me habían avisado de que el choque con la realidad sería duro y que todo mejorará cuando tenga mi casa adaptada.

Sección sobre mi incapacidad de obtener el carnet de conducir

A pesar de los pesares, procuro mantenerme todo lo activo que puedo. Lo que me queda de las mañanas tras las abluciones diarias lo invierto en los diversos papeleos, burocracias, médicos y las muchas cosas que tengo pendientes. Las tardes procuro dedicarlas a quedar con la gente y al ocio, y el tiempo que me sobra, al blog, y más adelante, a la autoescuela (y luego al trabajo, quizás).

Señales imposibles

¡Suspenso!

Porque, hablando de autoescuela, me he matriculado en La Antigua, la que me dijisteis. Allí son mucho más majos y es un pelín más barato. El coche que tienen dispone de adaptaciones diferentes a las de Toledo, con lo cuál no solo tendré que aprender un trazado urbano diferente, sino que tendré que hacerme a un nuevo sistema de conducción; sin embargo, yo lo prefiero así: será más difícil, pero el día que me compre un coche sabré mejor qué tipo de adaptaciones me convienen. Después de dos meses y medio sin hacer tests, he descubierto que se me han olvidado muchas cosas, así que debo ponerme pronto con ello para demostraros vuestro error a los que todavía no creéis que voy a sacarme el carnet (no puedo culparos después de veinte años dándoos motivos para dudar).

Kuschall K-Series Carbon

Mi futuro medio de transporte

Pero lo que más ilusión me hace es la nueva silla de ruedas, aunque también me da un poco de miedo. Ya la tenía elegida y pensaba encargarla en una ortopedia de Toledo, pero estando aquí, me da pereza volver para encargarla y luego para recibirla (y si luego tengo algún problema, será un rollo resolverlo allí). Llamé a todas las ortopedias de Valladolid y me he quedado con la que me ofrecía más confianza; está en la otra esquina de la ciudad, pero la otra esquina de Valladolid sigue estando más cerca que Toledo. Un amigo me acercó esta semana y tras la valoración previa, ya tengo un presupuesto, que estoy revisando; espero poder encargarla esta misma semana. Se trata de una silla especial, que hacen a medida, para gente muy activa, por eso el especialista de aquí me ha recordado amablemente que no es recomendable para pacientes como yo (se supone que los que tienen lesiones como la mía no pueden/deben moverse mucho).

Profesor Charles Xavier

Mi yo futuro, cuando pierda el pelo, desarrolle poderes mentales y me cambie el nombre a Carlos Javier

Ya sabía que Valladolid era una ciudad accesible para los discapacitados; no solo es muy llana, sino que tiene fama de ello. Pero lo que me ha sorprendido es lo increíblemente amable que es la gente con los que vamos en silla de ruedas; todavía no he tenido que pedir ayuda a nadie, pero me la han ofrecido en innumerables ocasiones. Y si digo esto esto de los desconocidos, qué voy a decir de vosotros, que ya sabéis lo poco que me gusta pedir ayuda y lo cabezota que soy.

Como contrapunto a esto, algunos sabéis que en diciembre finalizaba el plazo legal que se tenía para hacer accesibles todos los edificios, públicos o privados. En este caso, sorprende que prácticamente nadie haya hecho caso de ello.

Finalmente, lo mejor de todo ha sido poder veros a muchos de vosotros ya no solo fuera del hospital, sino en el entorno y ambiente habitual. Tenía muchas ganas.

Feliz año a todos y una vez más, muchas gracias, esta vez no solo por vuestro apoyo, también por vuestra ayuda y vuestra paciencia.

Música: The Bare Necessities, de Phil Harris and Bruce Reitherman
Juego: Guildhall: Job Faire, de Hope S. Hwang

 

Hoy iba a hacer una valoración final de mi rehabilitación, pero como aún me queda una semana, tengo la sensación de que todavía no procede. Os hablaré de mis planes de futuro.

Pastillas

Droga de la buena

Antes de nada, este fin de semana me he encontrado mejor de mis dolores. No sé si habrá sido por las nuevas pastillas que me ha dado el médico o por la compañía de dos amigos, que me han llevado a una casa rural y me han tratado a cuerpo de rey.

Quizás sea ahora o quizás sea por la falta de musculatura en los pulmones, pero el caso es que me agoto enseguida y si sigo haciendo esfuerzo, llega un punto en que comienzo a asfixiarme. Lo primero será comprarme una silla de ruedas nueva, más ligera y más pequeña, que quepa en los ascensores. No va a ser suficiente, así que también compraré un aparato que se acopla a la silla y la convierte en una especie de moto. Sé que suena raro, así que aquí podéis ver cómo es.

Street Jet

Street Jet, de oracing

Para rematar mis problemas de movilidad, si alguna vez me saco el carnet de conducir, me compraré un coche y lo adaptaré. En realidad, todo está pensado como conjunto. Espero poder desmontar la moto y meterla en el capó de mi coche, entrar en el asiento del conductor desde la silla y, desde allí, desmontar la silla pieza a pieza y meterla en el asiento del copiloto. Cruzo los dedos.

Sección dedicada al trabajoLo que ya no tengo tan claro es lo del trabajo. Mi primera idea era seguir trabajando, y por eso estuve cuatro meses dedicando dos horas diarias a reaprender a teclear. Al final tuve que rendirme y dedicar ese tiempo a otra cosa (tests de la autoescuela), porque estaba claro que mi tetraplegia me impedía acercarme a un nivel de rapidez decente para trabajar (cobro por palabra traducida). La solución es usar un programa de reconocimiento de voz. Ya los he probado y sé que son más lentos que una persona normal tecleando, pero no que un tetrapléjico.

Ahora, en el hospital estoy nueve horas diarias levantado. Más es peligroso, porque me pueden salir escaras, al menos de momento. De esas nueve horas dedico una o una y media a la ducha + higiene, media a vestirme, otra a los cuatro o cinco sondajes diarios y otra a preparar las cosas para el día siguiente (tengo que tener ciertas cosas a mano, etc). No he contado hacer la compra, la comida y comer, pero son cosas que espero hacer (sobre todo la última). Esto me deja muy poquitas horas para trabajar, que además me rendirían menos que las de antes. Y tampoco quiero dedicar todo mi tiempo libre a trabajar.

Ordenador

Trabajar con ordenador

Y para trabajar tendría que renunciar mi pensión, que será la máxima, dada la gravedad de mi lesión. Y aunque no sea gran cosa (es lo que tiene ser autónomo y cotizar el mínimo), es bastante más de la miseria que ganaría trabajando. La renuncia sería para siempre; si al cabo de unos meses veo que lo de trabajar es imposible y lo dejo, no recupero mi pensión.

Sé que hay plazas reservadas para discapacitados en las oposiciones públicas, pero de momento no aguanto en la silla las 7-8 horas seguidas que requieren la mayoría de los trabajos, y lanzarme a ello cuando todavía no he aterrizado es una locura.

Oposiciones

¿Oposiciones públicas?

Sección sobre las obras de adaptación de mi casaEn fin, todo esto lo voy a dejar en el aire. Afortunadamente mis clientes quieren recuperarme, aunque sea menos tiempo y tarde, así que primero voy a ver cómo me adapto a la vida y luego veré lo del trabajo, porque las experiencias que he tenido fuera del hospital han sido muy duras. Y para ello necesito mi casa. Mi hermano está haciendo obras para adaptarla. Como son considerables (era vieja y hay que cambiar toda la instalación eléctrica, la fontanería y aislarla), todavía tardará un tiempo. De momento me quedaré en casa de mi madre.

Una vez más, gracias por aguantar mis peroratas. ¡Sed felices!