Pandemic Iberia
El amor se hace más grande y noble en la calamidad
‘El amor en los tiempos del cólera’, de Gabriel García Márquez

 

Hace un mes jugué mi primera partida a un juego en una mesa en… más de año.

La lesión medular me robó muchas de mis aficiones, pero respetó la mayor: los juegos de mesa. Mejor o peor, todavía puedo seguir moviendo las piezas, pues casi todo el trabajo lo hace la cabeza. Sin embargo, llegó la pandemia para arrebatármelos.

Ya he comentado que con un 30% de la capacidad respiratoria, cualquier enfermedad pulmonar puede ser mortal para mí. La covid no es ninguna broma y no pude permitirme el lujo de hacer excepciones o tener momentos de relajación. Mi aislamiento ha sido mucho más severo que el de cualquiera de vosotros. Los juegos de mesa fueron los primeros en caer.

Pandemic Iberia

Pandemic Iberia, el juego de mesa

Pero tras sufrir una grave lesión medular que me cambió la vida por completo, logré adaptarme y volver a ser feliz, así que no iba a permitir que un nuevo contratiempo me arruinase la vida. Según las premisas del capitalismo liberalista, la economía y sus agentes se reajustan ante una crisis hasta recuperar una situación de equilibrio; «a grandes males, grandes remedios». Esa es exactamente la idea. Pero vistas la gravedad, frecuencia y duración de las recientes crisis, mi «reajuste» debía ser más eficaz que el de nuestro sistema económico.

Antes de continuar, soy consciente de que el ocio y las aficiones pueden parecer triviales ante lo que sufren algunos por la covid. Espero que nadie se moleste, pero pido disculpas si ofendo a alguien. La salud mental también es importante. Yo necesito motivaciones para seguir adelante con mi vida, para salir del patrón de dolores continuos y limitaciones que conforman mi día a día. Tengo más aficiones y otras motivaciones, pero hoy voy a hablar de este por lo importante que ha sido y sigue siendo para mí.

Volviendo al tema: la solución a la reclusión a la que muchos han recurrido han sido los videojuegos —a los que yo nunca he sido un gran aficionado y a los que las manos que me ha dejado la lesión medular me impiden jugar— y la televisión: yo llevo una docena de años sin antena, y en general apenas veía la tele. La lesión medular cambió eso: al tener que pasar mucho tiempo en cama, los contenidos bajo demanda —series y películas— pasaron a amenizar dichos descansos. Pero ni siquiera me planteo ver la televisión cuando estoy levantado. Necesitaba otra cosa.

Partida al Maracaibo

Surcando las aguas del Caribe virtual

Al poco de declararse la pandemia, encontré un programilla llamado Tabletop Simulator que un amigo me regaló hace años y no había usado desde entonces. Se trata de un entorno 3D en el que se pueden cargar módulos con las piezas de diversos juegos de tablero. Así, cada jugador se conecta desde su casa y juegan juntos mientras charlan tranquilamente. Pero no todo era de color de rosa: me cuesta mucho manejar el ratón y hacer movimientos precisos —el botón derecho no puedo ni pulsarlo—, y la gran mayoría de mis amigos ni siquiera probaron el programa, «porque jugar online no es lo mismo». Es evidente que no es lo mismo: las sensaciones no son iguales, se pierde parte del factor social. Pero estamos en medio de una pandemia global, no se puede seguir con la vida como si nada.

Los comienzos fueron duros, pero una vez adquirí fluidez con su manejo, se desveló como la solución ideal a mi problema. Y también tiene sus ventajas: permite probar juegos nuevos antes de comprarlos y es más fácil quedar con alguien online que físicamente.

Y, por supuesto, me ha permitido conocer a gente nueva. Gente estupenda que seguramente nunca llegue a leer esto. Nunca se sabe hasta dónde puede llegar esta amistad. Durante los primeros años de la comercialización de Internet, cuando empezaba a llegar a algunos hogares, conocí a otros aficionados a los juegos de rol. Con algunos de ellos trabé una amistad muy estrecha, y aún a día de hoy —más de veinte años después— seguimos en contacto casi diario gracias a las nuevas tecnologías y hacemos lo posible por reunirnos todos los años, a pesar de vivir ya no en diferentes provincias, sino en diferentes países.

Partidas mayo

Partidas a juegos de mesa de mayo; el 99% jugadas online. Haz clic para ver la imagen en grande.

Hay otras formas de jugar a juegos de mesa online, pero ninguna recrea la experiencia tan bien como Tabletop Simulator. Puede que solo me haya ocupado una hora diaria, pero me ha permitido mantener un contacto regular con la gente. Ha sido mi vínculo con el exterior de la burbuja en la que he vivido este año y medio. Por eso quiero dar las gracias de corazón a todos los que habéis compartido conmigo algunos de estos momentos. Si alguna vez llegáis a leer esto, sabréis lo importantes que habéis sido para mí.

 

 

 

 

 

 

 

Música: The Unforgiven, de Metallica
Juego: Gùgōng (The Forbidden City), de Andreas Steding

 

¿Habéis visto la serie Years & Years[1]? Narra la vida de una familia inglesa durante 15 años. Pues este mes me he sentido como uno de los protagonistas de esa serie, porque me han sucedido muchas cosas, demasiadas para un solo mes:

  • Ha nacido mi sobrina, Elena
  • ¡Mi moto ya funciona! 
  • Me he examinado para sacar un título oficial de inglés
  • Fui a la celebración del 25º aniversario de mi promoción del colegio
  • He cumplido un año más. Dado mi precario estado de salud, es algo digno de celebración
  • Llegaron los calores veraniegos. ¿Los aguantaré mejor que el año pasado?
  • Voy a asistir a mis primeras jornadas (unas convivencias centradas en los juegos de mesa)
  • Una nueva infección
  • Estoy adiestrando a mi perrita, Sirka.
  • Boliche, otro nuevo animalico, entra en mi vida
  • La relación con mi madre empeora más y más
Mi sobrinita

¡Ya llegó mi sobrinita!

No puedo contaros todo, así que me quedaré con algunas historias, resumiré otras y el resto quizás las cuente algún día.

Por fin nació mi sobrina, el día 28. La madre lo pasó un poco mal, pero las dos ya están bien, con el alta médica. Estamos todos muy ilusionados y yo me he quedado con muchas ganas de verla más, pero sé que todo llegará.

Mi moto por fin funciona a un nivel decente. Antes se desacoplaba cada poco y tuve varios accidentes. Me está dando una libertad tremenda, puedo ir por mi cuenta a casa de mis amigos, al cine… A casi todos los sitios. Ya llevo cerca de 200 km con ella.

¿Recordáis que uno de mis propósitos de este año era obtener un título oficial de inglés? Como me pierdo con toda esa pléyade de títulos de Cambridge, Oxford y demás, me fui a la Escuela Oficial de Idiomas de Valladolid y me apunté al examen para alumnos libres del nivel anterior al más alto, que resultó ser el B2. No quise examinarme del nivel más alto porque me dijeron que preguntaban un montón de chorradas y casos raros; además, los puntos de fonética los tenía perdidos y como soy mayoritariamente autodidacta, no tengo ni idea de mi nivel de inglés oral, pero seguro que no es muy bueno.

Me había propuesto preparar el examen, pero llegó el día D y no le había dedicado ni un minuto. Y para colmo de males, después de tres meses sin infecciones, me toca una justo el día anterior al examen. Decidí aguantar hasta el examen, y al salir directo con la moto a Urgencias, pues la Escuela Oficial de Idiomas me pilla de camino.

Llegué con un buen mareo por la fiebre; tanto que me confundí de aula; menos mal que al ir en silla de ruedas era fácilmente reconocible entre el maremágnum de estudiantes que habían venido a examinarse, y las profesoras me recondujeron al aula correcta. Cuando me dieron el examen, tardé en comprender las preguntas: había varias posibles respuestas, pero todas eran correctas. Había que elegir la más correcta, y eso era cuestión de pequeños matices y algo de subjetividad. El examen duraba cuatro horas, pero yo tenía prisa por ir al hospital, así que lo liquidé en una hora.

A pesar de todos los contratiempos, salí con buena impresión. En la puerta, una profesora se despidió «hasta el jueves». ¿Hasta el jueves? ¡Yo creía que el examen oral era la semana siguiente! En el hospital me iban a ingresar por la infección, me perdería el examen oral. Así que decidí volver a casa y automedicarme con los antibióticos que me habían sobrado de otra infección.

La jugada me salió bien. El jueves ya estaba prácticamente recuperado, aunque de nuevo llegué al examen sin prepararlo. Ya ni recuerdo de qué me hicieron hablar, solo que lo hice con un alumno joven que tenía un acento mucho mejor que el mío. El caso es que cuando llegué a casa y entré en Internet, ya tenía la nota total:

Calificaciones

Las calificaciones de un cagón

 

En definitiva, que fui un cagao. Debí apuntarme al nivel más alto. Pero quedémonos con lo positivo: ¡propósito cumplido!

También os dije que no sabía si ir a la celebración del 25º aniversario de mi promoción del colegio y os revelé mis miedos. Pues al final acudí. Y fue un gran acierto. Todos mis temores fueron infundados. Mis ex-compañeros trataron el tema de mi lesión con mucha delicadeza, incluso con cariño y me sentí fenomenal. ¡Se nota que fueron a un colegio de pago!

Promoción de 1994

Promoción de mi colegio, 25 años después

En serio, es un grupo en el que hay muy buena gente. Yo me llevaba bien con casi todos mis compañeros, pero siempre hay algunos con los que has conectado más y por avatares de la vida, pierdes el contacto con ellos. Aunque hubo notables ausencias, me hizo mucha ilusión volverlos a ver, me alegró mucho saber que les va bien en la vida. Lo peor fueron los lugares, de lo menos accesible de Valladolid. Pero con la ayuda que me prestaron, conseguí aguantar hasta pasadas las 0:00. ¡Más de 14 horas seguidas sobre la silla! Si se enteran en Toledo, me quitan el carnet de tetrapléjico[2].

Sección sobre mi estado de saludEl mes pasado anunciaba la llegada de los calores y me preguntaba si reaccionaría a ellos igual de mal que el año pasado. Pues ya tengo la respuesta: sí. Ya he tenido fiebres altas que han reproducido los problemas del año pasado, así que Carlos ya me ha comprado un aire acondicionado portátil para Viana, y quizás también para Valladolid.

Sección dedicada a acontecimientos extraordinariosAhora estoy en medio de un viaje a Madrid que llevaba ya mucho tiempo dilatando por mis dolores y demás problemas. Voy a una consulta privada con un especialista en dolores, y ya he aprovechado para cumplir una promesa de visita que hice a un amigo de Toledo, que me ha acogido en su casa, y para asistir a las CLBSK, unas convivencias lúdicas de las que ya hablé el año pasado, pero finalmente no pude ir porque se celebraban en un recinto que era todo escaleras. Va a ser mi primera gran aventura fuera de casa. Espero no tener que volverme antes de tiempo con el rabo entre las piernas.

De esta y otras cosas hablaré el mes que viene. Os anticipo que viene cargadito.

 

[1]Serie que os recomiendo a todos. En solo 5 capítulos es capaz de definir a sus personajes con trazos firmes y precisos, con sus virtudes y defectos, sin por ello descuidar el desarrollo de una historia que pinta un futuro plausible y atrapa de principio a fin con su ritmo trepidante.

[2]Sé que estoy jugando con fuego. Y el que juega con fuego se quema. Sé que el día que me toque pagar estos excesos con la temible escara o lo que sea será un putadón tremendo. Espero que cuando llegue sea capaz de recordar lo mucho que he disfrutado las veces que he corrido todos estos riesgos y me he salido de rositas. No sé mañana, pero hoy prefiero morir intentándolo que vivir sin haberlo intentado.

 

 

Música: Big Gun, de AC/DC
Juego: Rising Sun, de Eric M. Lang

 

Esta semana os iba a hablar de otra cosa, pero como casi siempre, la más rabiosa actualidad irrumpe en mi blog trastocando mis planes editoriales. La novedad de esta semana es que solo hay buenas noticias.

Minions aplaudiendo

¡¡Hurra!!

Sección sobre mi estado de saludComo podéis comprobar en la parte inferior el menú que aparece al darle a la rueda dentada de la izquierda, casi hace un mes de mi última infección, y contando. Es un récord absoluto que destroza a todos los anteriores, desde que llegué de Toledo en diciembre del año pasado. Es algo comparable a lo que hizo Bob Beamon en la prueba de salto de longitud de los Juegos Olímpicos de México 1968, saltando 8,90 metros y superando por más de medio metro el récord olímpico vigente. Sin embargo, el señor Beamon no consiguió batir esa marca, y yo pienso hacerlo.

Cruzar los dedos

De verdad que no creo en gafes

Sé que algunos estaréis diciendo «Lagarto, lagarto, no debías haberlo dicho, ahora seguro que lo gafas y pillas una infección«. Pero yo no creo en gafes. No, no creo. Para nada. De verdad de la buena.

Me resulta curioso que últimamente me habéis dado bastantes ideas para mejorar mi calidad de vida charlando con vosotros.
¿No me las podíais haber dado hace siete meses? O si os comento un problema aquí y se os ocurre una posible solución, no esperéis a verme. De todas formas, os estoy muy agradecido.

Pero la gran noticia de la semana es que, por primera vez desde que salí de Toledo, puedo decir que mi estado de salud ha mejorado. Y no poco. Todavía me duele al apoyar las dorsales, todavía me afecta el calor y me entra fiebre al cabo de un tiempo, pero aguanto mucho más sobre la silla y ahora soy capaz de salir un rato a cualquier hora del día, siempre que me quede a la sombra.

Y ya me conocéis, no he dejado pasar la oportunidad de hacerlo. Solo que esta vez he sabido tener mesura y no he forzado mis límites. He podido disfrutar de la compañía de mis amigos hasta las cuatro de la madrugada, he podido recibir visitas sin dolor y sin tener que volver a la cama a las primeras de cambio, y creedme, cuando has estado tan mal como yo, todo esto tiene un sabor mucho más dulce.

Ya que he compartido con vosotros todos los malos momentos, también he querido compartir este bueno antes de que se vaya (tampoco tiene por qué irse, pero por si acaso…).

Sección dedicada a acontecimientos extraordinarios

Hace ya mucho tiempo (allá por abril), os prometí contaros un hito relacionado con los caballitos con la silla de ruedas. En realidad estaba esperando la ocasión de grabar un vídeo en condiciones, ocasión que nunca surgía, fundamentalmente por mi mal estado de salud. Sigo sin tener ese vídeo en condiciones, pero como ahora uso la silla eléctrica para probar el respaldo, la ocasión tampoco surgirá en un futuro próximo. Así que vamos allá con lo mejor que he conseguido grabar hasta ahora.

En el HNP nos enseñaban a hacer el caballito con la silla de ruedas y yo aprendí a hacerlo, pero no lograba mantenerme en equilibrio sobre dos ruedas. En realidad, ningún tetrapléjico lo hizo; porque solo éramos dos los tetras invitados al curso. Nos costaba mucho porque, a diferencia de los parapléjicos, carecemos de musculatura que sostenga el tronco y nos permita jugar con él para encontrar una situación de equilibrio. Tampoco me importó, porque mantener el caballito solo sirve para bajar bordillos, y por mucho que domines la maniobra, sigue siendo arriesgado: tarde o temprano te saldrá mal y te darás un buen castañazo. Sobre todo si eres tetra. Es mucho más seguro bajar marcha atrás.

Ya en Valladolid, he conseguido mantener el caballito y como soy un poco cabeza loca, en cuanto veo un bordillo, allá que voy, a pesar del riesgo de castañazos:

Suelo empezar las entradas con las malas noticias y acabar con algo positivo, para despedirme dejando buenas sensaciones. Hoy que solo ha habido buenas noticias, lo haré al revés.

Igor sonríe

Los que no participen en el concurso pasarán por las garras de Igor

La semana pasada propuse un concurso con mucha ilusión y a pesar de que insistí, la participación ha sido muy escasa. Supongo que ya no hay tanta gente pendiente del grupo de WhatsApp ni del blog. Quizás debería cambiar el estilo, ser más breve, o este ritmo actual de una entrada semanal sea excesivo. ¿Qué opináis los que estáis leyendo esto esto? Aquí tenéis la encuesta de la semana:

Anónimo: crees que... [puedes elegir varias]

Ver resultados

Cargando ... Cargando ...

En cualquier caso, si no participásteis en el concurso la semana pasada, todavía podéis hacerlo a lo largo de esta, y así evitaréis incurrir en mi ira [mucho ojito, que soy chungo; tengo garras y todo].

Toma falsa de la semana:


Música: The Thing That Should Not Be, de Metallica
Juego: Fearsome Floors, de Friedemann Friese

 

Sección dedicada a acontecimientos extraordinarios¡Hola, hola! Ya estoy aquí de nuevo. No sé si cada vez soy más pesado, me enrollo más o qué, pero no dejan de pasarme cosas que me parecen dignas de mención.

Empiezo con la historia del fugitivo que os prometí en el grupo de WhatsApp: la planta del hospital en la que estaba ingresado es temporal, así que en la sala de espera no tienen máquinas de agua ni de refrescos.

Miguel Kimball

El nuevo fugitivo; ¿notan el parecido con el anterior?

Richard Kimble

El fugitivo [cuasi]original, Richard Kimble

Cuando vino a verme un amigo, subimos a la sala de espera de la planta de arriba para tomar un refresco no calórico. Estábamos tan tranquilos dando buena cuenta del mismo cuando aparece un guardia de seguridad preguntando por un tal Miguel García, al que «medio hospital estaba buscando». No hacía falta ser muy listo para darse cuenta de que la había liado parda. Estuve a punto de hacerme el sueco, pero solo habría empeorado la situación, así que me rendí ante la autoridad. Resulta que una auxiliar fue a mi habitación y al no encontrarme, me estuvieron buscando por toda la planta. No me vieron, así que revisaron el vídeo de seguridad de toda la mañana, y ahí aparecía yo saliendo por la puerta tranquilamente, con mi silla de ruedas y mi pijama del Atleti. Se alarmaron, llamaron a seguridad y los guardias de todo el hospital empezaron a buscarme. Habría sido más fácil llamarme por teléfono, pero estamos en España y eso habría requerido pensar un poco. El caso es que estuve toda la mañana recibiendo broncas, hasta que cambió el turno y las recién llegadas pasaron de las broncas a reírse de mí. Cuando al día siguiente pedí permiso para subir a por una botella de agua, me miraron muy, muy mal.

Fugitivo en Bruselas

Otro fugitivo, más cansino y demagógico; adviértase la patente diferencia de clase respecto a los anteriores. Solo dos de los tres han logrado hacer la Ruta de Kessel en menos de 12 pársecs

Sección sobre mi estado de saludDebo confesar que he tenido momentos bajos. Llevo mes y medio en Valladolid y he pasado ingresado casi la mitad del tiempo (más los nueve meses seguidos de hospital que traía en las maletas). Lo mejor que puedo decir es que a la semana me dieron el alta para seguir el tratamiento en casa y, aunque los antibióticos me dejan hecho polvo y tener una sonda permanente es un engorro, por lo demás me encuentro muy bien.

El momento estelar de la semana fue cuando llegó mi silla nueva. Estaba nervioso, porque había ido a dos ortopedias y en las dos me habían aconsejado que no me comprara esa silla, que era demasiado activa para mi lesión. No era un simple capricho, lo había mirado a fondo, pero estaba aterrado ante la posibilidad de que tuvieran razón y no me sirviera: habría desperdiciado un pastizal y destrozaría las tremendas ilusiones que había alimentado durante los últimos tres meses. Sin embargo, en cuanto la probé, mis temores se disiparon; de hecho, el especialista de la ortopedia, al verme maniobrar con ella, me dijo que yo tenía razón, que había elegido bien. No obstante, debo decir que el trato que me han dado ha sido espectacular. Antes de comprar, pregunté en TODAS las ortopedias de Valladolid y elegí esta no solo por el precio, también porque se veía que el especialista conocía bien el producto por el que pregunté y era amable. Acerté de pleno. No se han limitado a darme la silla con las especificaciones que le pedí, me lo han mirado todo al detalle para que se adecuara a mis necesidades (y no os imagináis la cantidad de posibles configuraciones que tiene una silla de este tipo). Para mí, es importante tener una ortopedia de confianza, en la que sepa que hacen las cosas bien, aunque me pille en la otra esquina de la ciudad.

Cthulhu

El ser que no debería existir original

También notaréis que la silla no tiene respaldo rígido. Es otra de las cosas que no me aconsejaban (mis otras dos sillas tienen el respaldo rígido). Este es de tela, así que pierdo en estabilidad y apoyo del tronco, pero gano en ligereza y facilidad de montaje. Puedo cambiarlo más adelante, pero de momento estoy contento (y todavía no me he caído). En conjunto, la silla es una pasada; tengo que probarla más fuera de casa, pero es más rápida y gira con una facilidad increíble. Comparada con la otra (a la que a partir de ahora me referiré como «antigualla»), esta anda sola. Es casi como si fuera un producto diferente. Sé que la marca de la antigualla fabrica sillas mejores, pero acaba de ser borrada de mi lista de opciones por producir algo que nunca debería haber existido (como aquellas polémicas viviendas de protección oficial de 30 metros de la ministra Trujillo de hace una docena de años).

Ahora que veo lo buena que es la nueva, descubro lo realmente mala que es la antigualla. No me gusta mencionar nombres ni marcas, pero esta vez voy a hacerlo para que si alguna vez llega hasta sus ojos, se ahoguen bajo el peso de su propia ignominia: Señores de QUICKIE, hay mínimos que deberían respetarse. La vergüenza que sentís para ocultar esa silla en vuestro catálogo online la perdéis repentinamente cuando se trata de vendérsela a la Seguridad Social.

Leticia Sabater

Otro ser que no debería existir, posterior, pero no menos terrorífico

Hace mucho frío y tengo el recuerdo de los hospitales demasiado fresco como para andar probando demasiado, pero ya he comprobado que mi radio de acción ha aumentado; ya veremos hasta qué punto. No obstante, es más peligrosa y debo tener cuidado. También estoy probando otras cosas; os las contaré más adelante, cuando cristalicen. Pero lo cierto es que estoy emocionado con mi nueva silla, así que seguro que la próxima vez os doy más la tabarra.

¡¡Por fin he podido retomar la fisioterapia!! Después de tres lunes consecutivos cancelando la cita por mis ingresos en el hospital, pude acercarme a ASPAYM. Está a cinco kilómetros de mi casa y me lleva una hora y dos autobuses llegar hasta allí.

Sección sobre mis experiencias en los autobusesEl trayecto también fue accidentado: en el primer autobús, vi un hueco y me lancé todo confiado con mi nueva silla hasta el puesto del conductor para pagar; todo salió a pedir de boca, hasta que, cuando retrocedía marcha atrás hacia mi sitio, el conductor pegó un buen acelerón y la siempre traicionera inercia hizo que mi silla volcara hacia atrás con tanta fuerza que ni siquiera las ruedas antivuelco me salvaron de la caída. Todo el autobús saltó hacia mí para ver si estaba bien y el conductor paró enseguida para interesarse; una vez más, mis reflejos me habían salvado de un buen golpe, ya que logré subir la cabeza y la caída no tuvo mayores consecuencias. Entre todos me ayudaron a retomar la verticalidad, a mí y a la silla; los pasajeros se portaron de maravilla.

Material de seguridad

Mi próxima adquisición en la ortopedia

Lo curioso es que en el segundo autobús también sucedió algo: estaba tan tranquilo en mi sitio cuando, al tomar una curva cerrada, mi silla empezó a deslizarse hacia fuera; me agarré a una barra como si la vida me fuera en ello (afirmación que bien podría haber sido cierta) y la cosa no fue a más. Supuse que se me habría soltado algún freno, pero no, la silla estaba completamente frenada. El conductor, que se había percatado por el retrovisor interno, paró, se acercó a ver cómo estaba y, también muy solícito, me dio algunos consejos para evitar ese tipo de cosas. Ya os lo dije la otra vez, pero sigo maravillado con la amabilidad de la gente. En cualquier caso, he batido mi récord: tres semanas y pico sin caídas (tiene truco, ya que dos semanas y el pico lo he pasado en el hospital). Ahora empezamos a contar de cara a un nuevo récord.

Debo ser imbécil, pero a mí todas estas cosas me encantan (seguramente mi opinión sería otra si me hubiera abierto la cabeza). Me recuerdan a las aventuras que vivía en mi imaginación cuando jugaba al rol, descubriendo cosas nuevas.

En definitiva, que desde que salí del hospital, llevo una semana excelente, casi sin dolores, en la que solo me han pasado cosas buenas. Como decía Andrés Montes, el gran comentarista de baloncesto ya fallecido: la vida puede ser maravillosa.

 

 

 

 

 

Música: Canción del pirata, de José de Espronceda
Juego: The Pursuit of Happiness, de David Chircop y Adrian Abela

Sección sobre mi estado de salud¿Cómo estoy? Del hospital salí con el estómago destrozado y bastantes dolores, pero la misma mañana de alta me llevaron a la ortopedia a cerrar el encargo de la silla y a jugar con la perra de un amigo; pasé la tarde jugando en un bar. La realidad me puso en mi sitio durante los días siguientes, pero afortunadamente desde entonces he mejorado bastante y estoy retomando mi nivel de actividad habitual. Esta vez con algo más de prudencia.

Revelación del agente Smith

«Quisiera compartir una revelación que he tenido…»

Sección dedicada a acontecimientos extraordinariosHay gente que lee la prensa rosa en la peluquería. Yo, en cambio, tuve una revelación. Hacía años que no pisaba una (antes me cortaba el pelo yo mismo), así que me llevé el consiguiente susto (¿17 euros por un corte de pelo rápido? Whaaaaaaat?). Cuando la peluquera me preguntó si quería que me cortara el pelo en mi silla de ruedas o en la silla de la peluquería (una transferencia bastante difícil: a un taburete móvil, giratorio, con brazos fijos y una considerable diferencia de altura), opté por la transferencia sin pensarlo ni dudarlo. ¿Por qué me jugué la vida innecesariamente? Creo que se debe a que me gusta enfrentarme a desafíos nuevos. Es una actitud que me ha venido muy bien para rehabilitarme, pero que puede ser muy peligrosa fuera del ámbito del hospital y que debo controlar. Debo meditarlo más, a ver si convierto la revelación en un cambio de actitud.

Sección dedicada al trabajoY el notición de la semana: ya estoy oficialmente jubilado. Antes de contaros la resolución, os pongo en antecedentes. Había solicitado una pensión de «gran invalidez», que solo conceden en los casos más graves, en los que el sujeto es incapaz de realizar cualquier trabajo. Fui a la valoración justo antes de ingresar en el hospital, retorciéndome de dolor y casi asfixiado. La médico que me valoró debió alucinar, porque por una parte vio un informe médico chungo, por otra a un tío asfixiándose que aseguraba sentir unos dolores muy intensos que no constaban en el informe, pero que de todas formas afirmaba querer trabajar y estar seguro de que iba a poder hacerlo (sí, soy gilipollas, pero al menos soy un gilipollas honrado). Es decir, que había solicitado una pensión por no poder trabajar y en la revisión dije que estaba seguro de que podría trabajar, mientras me arrastraba por el suelo asfixiado. Y de ahí al hospital, sin pasar por la casilla de salida. Una escena digna de los hermanos Marx. Al final se han portado y me han concedido la pensión máxima (de las posibles para mí). Siendo autónomo, no es que sea para tirar cohetes, pero debería permitirme vivir tranquilo. Si me veis, pedidme que me rasque el bolsillo y os invite a algo.

Camarote de los hermanos Marx

«Déjemelas cortas que aquí ya va faltando espacio»

Por lo demás, no he empezado lo de la autoescuela, sigo con médicos para intentar solucionar los problemas digestivos y los dolores (pero es muy aburrido de contar) y el lunes debería empezar con la fisioterapia en ASPAYM. Y superada la prueba de los cordones, teniendo en cuenta que todos mis zapatos viejos no me valen y que las zapatillas azules que llevaba en el hospital no quiero volver a verlas ni en pintura, he decidido ampliar mi parque móvil de calzado con un par de botas (de cordones, por supuesto). Ya os contaré si soy capaz de ponérmelas.

Un recuerdo especial para mi prima, que esta semana tomará su última pastilla tras una victoriosa lucha contra el cáncer que se ha prolongado durante muchos años.

Música: Bye Bye Beautiful, de Nightwish
Juego: Deus, de Sébastien Dujardin

 

¡Hola a todos! Hoy ya hay novedades importantes.

Alta médica

Va siendo hora de que te largues de aquí

En primer lugar, ya me encuentro mejor. Por fin se fue el catarro y con él la debilidad. Ha vuelto el Miguel de siempre y con él los accidentes, las caídas, los golpes y las heridillas. Además, están haciendo limpieza en el hospital y me han anunciado el alta. En principio estaré de vuelta en Valladolid el 30 de noviembre. Si recordáis, esta fecha la puse yo mismo hace tiempo, lo cuál me hace preguntarme dónde quedan los criterios médicos. Voy a intentar negociar unos días más, porque no tengo la casa lista y hay otras cosillas pendientes. La supervisora de planta y las enfermeras me apoyan, dicen que soy un paciente ejemplar, que hacía años que no veían a alguien con tantas ganas de rehabilitarse y que van a hablar con el médico para que me deje más tiempo. Desgraciadamente, hay pocos criterios médicos para defender una prórroga; de hecho, yo mismo me habría echado ya.

Sección dedicada a acontecimientos extraordinariosTambién me han elegido para probar un sistema experimental. Es un poco escatológico, así que no entraré en detalles. Al parecer, buscan a pacientes que estén bien y las enfermeras de mi planta me han elegido a mí. Cuando llegaron los representantes del producto y vieron que mi lesión era muy alta (muy chunga), quisieron rechazarme (ya sabéis, a esta gente le interesa es poder decir que tiene un éxito del 100% y no quiere arriesgarse con alguien con quien puede salir mal). El caso es que al final les convencieron. Lo bueno es que tengo el material gratis. Lo malo es que el material caduca pronto, que el SACYL no lo subvenciona y que el sistema no parece muy bueno (por de pronto, ya me ha explotado una sonda en el culo).

Mariano Rajoy

Otro sujeto de experimentación médica

Y por último, esto quizás no debería contároslo, pero bueno, como me habéis tenido la paciencia de seguirme hasta aquí… Me eché novia. Es el primero de los «proyectos secretos», que tenía mala pinta. Lo cierto es que no soy demasiado optimista: le acaban de dar el alta, vive lejos y tengo malas experiencias con las relaciones a distancia. En fin, yo lo pondré todo de mi parte y ya veremos qué pasa.

Ha sido una semana movidita (ya dejo mis [escasos] progresos para el próximo mensaje), pero afortunadamente, las visitas de ayer y hoy me han alegrado lo que prometía ser un fin de semana bastante triste. Mañana empiezo de nuevo con la vorágine de ejercicios y consultas.

¡Buenas noches a todos y, como siempre, muchas gracias por transmitirme vuestra fuerza!

Música: The Rime of the Ancient Mariner, de Iron Maiden
Juego: Eldritch Horror, de Corey Konieczka y Nikki Valens

 

Sección sobre mi estado de saludNo estoy pasando por una buena racha. Uno de los últimos días del tratamiento de la infección, atiborrado de antibióticos que devoraban mis defensas, pillé el virus del catarro/gripe que andaba desbocado por el hospital. Aparte, un par de proyectos secretos que tenía por ahí tienen toda la pinta de acabar mal. Pero hay que quedarse con lo bueno: a pesar de mis males, consigo que me dejen salir de la cama a hacer cosas. Me fatigo enseguida y no puedo con todo, pero al menos no pierdo el tiempo.

Antibióticos

Los antibióticos me dejan peor que la infección

Sección dedicada a acontecimientos extraordinariosEl fin de semana estuvo genial, a pesar de la gripe. Además de ver a mis dos amigos «ingleses», que no siempre es fácil (mentira, al final por A o por B, nos vemos regularmente todos los años), lo pasé estupendamente con todos y me hizo mucha ilusión. Con un poco de adaptación en la casa, casi fui capaz de ser completamente autónomo, aunque mis amigos me lo pusieron facilito. También lo recordaré como el fin de semana que dejé de pasarme a los coches sin tabla y en el que me inicié en la práctica del alpinismo, para subir a un todoterreno y salir del inodoro.

En un bipedestador

De pie en un bipedestador

Lo más «espectacular» de las novedades es que se me está produciendo osteoporosis en las piernas, por falta de uso. Y para frenarla han decidido ponerme de pie.

Por lo demás, han mandado para casa a otra amiga del grupo de la planta (y ya van tres de nuestro «corrillo»). Es una pena porque era una persona muy divertida, siempre se estaba riendo y su alegría era contagiosa. Mucho me temo que los demás no vamos a tardar en seguirla. Yo en concreto llevo tiempo sin hacer progresos significativos y noto que la terapia y la fisio se han vuelto rutinarias; creo que ya he alcanzado el tope que me permite el cuerpo y en cualquier momento me darán el alta.

Música: Welcome Home (Sanitarium), de Metallica
Juego: Diamant, de Alan R. Moon y Bruno Faidutti

 

Sección dedicada a acontecimientos extraordinariosYa estoy de vuelta en el hospital, gracias a mis primos. Se acabó el torbellino de acción y de emociones. He llegado tan agotado, que si mi primo no se hubiera empeñado en acompañarme a la habitación, me habría quedado por el camino.

Bienvenido a la realidad

Bienvenido a la realidad

‌‌Como os dije, me avisaron de que iba a ser duro, pero no esperaba que lo fuera tanto. Todo era un entorno hostil, hasta mi propia casa. En el hospital no me ayuda nadie en el día a día, pero allí me habéis tenido que ayudar todos. Sé que lo hacéis de buen grado, pero no es lo que yo esperaba ni lo que quiero. Para mí ha supuesto un gran impacto. Sin embargo, gracias a que mis hermanos se han desvivido por ayudarme, he podido ver a mucha gente. Me lo he pasado muy bien y ha sido muy emocionante recuperar parte de mi vida fuera del hospital, con familiares y amigos. La próxima vez espero veros a los demás.

‌Y hoy os dejo ya, que me vence el sueño. ¡Muchas gracias a todos!

Música: Paradise City, de Guns N’ Roses
Juego: First Train to Nuremberg, de Martin Wallace

 

Sección dedicada a acontecimientos extraordinarios¡¡Hola, hola!! Esta es la primera vez que os escribo desde fuera del hospital. De hecho, estoy en el AVE Madrid-Valladolid, en el que me ha dejado un hermano y del que me recogerá el otro.

No, no me han dado el alta todavía, solo estaré en Valladolid hasta el sábado o el domingo. La idea de todo esto es suavizar el brutal choque con la realidad que, según me han dicho, todos se pegan cuando les dan el alta médica. Por eso, en el hospital me aconsejaron que no hiciera planes y yo, que soy muy obediente, les hice caso… Aparte de ir a ver a mi padre, asistir al bautizo del hijo de mi prima Teresa y probar a vivir en mi casa para saber las adaptaciones que tendrá que hacer Carlos, ver si tengo que comprarme una cama especial y otras cosillas. El resto del tiempo, que ya no es mucho, tendré que ir improvisando sobre la marcha. Pero seguramente no haga muchas cosas fuera de casa, ni muy lejos, porque todavía soy un discapacitado novato (ni siquiera tengo el carné).

Servicio Atendo del AVE

Los AVE no están muy adaptados para minusválidos, pero el servicio Atendo permite viajar en ellos fácilmente

También os voy a contar una cosilla curiosa que me pasó el otro día. Hace un par de semanas, me apunté a un «grupo de terapia sexual». En mi caso, con parálisis de teticas para abajo, no parecía una decisión muy inteligente, pero me lo recomendó la terapeuta y, como ya sabéis, soy muy obediente y le hice caso, a pesar de que mis experiencias con el departamento de psicología del hospital habían sido poco gratas. En la primera sesión descubrí que no, no era una orgía; de hecho, fue una pérdida de tiempo total para mí. Sin embargo, la psicóloga me convenció para darle una segunda oportunidad. La nueva sesión fue igual de aburrida, e incluso deprimente por momentos, salvo por los ocasionales chistes de un buen amigo.

Sin embargo, nos puso un vídeo de un tetrapléjico, antiguo paciente del hospital, y una de sus escenas me impactó. En ella, explicaba lo mucho que le fastidiaba tener que hacer trabajar a sus seres queridos; según él, era una «puta mierda», pero él tenía una serie de necesidades de las que alguien debía encargarse.

Ayuda al minusválido

La ayuda al dicapacitado, el undécimo mandamiento

Me impactó porque yo sentía exactamente lo mismo. Los que me conocéis bien, sabéis que no me gusta nada pedir ayuda, aunque hasta ahora no me ha quedado más remedio que aceptarla. Y es así hasta tal punto que «ser independiente» ha sido mi principal objetivo y motivación durante todos estos meses en Toledo. Recibí un gran golpe moral el día que se lo conté a mi fisioterapeuta y me dijo que siendo tetrapléjico, eso era imposible. «Ser independiente» entraña muchas más cosas de cosas de las que al principio imaginaba, como sondarte a ti mismo, ponerte supositorios y otras cosas que, con mis torpes dedos, son realmente complicadas; o cosas como subirte a la silla desde el suelo (cuando me caigo) para las que además hace falta una fuerza sobrehumana. Sin embargo, no me rendí, y ya me falta poco parar ser independiente. Evidentemente, ese poco es lo más difícil, así que no creo que me dé tiempo a demostrar su error a mi fisio, pero aunque sea, terminaré de conseguirlo en Valladolid.

En cualquier caso, con o sin gran choque con la realidad, sé que mi vida ha sufrido un gran cambio. Un cambio que, como decía el «tetra» del vídeo, por mucho que me esfuerce en minimizar, también va a afectaros a vosotros, los que formáis parte de mi vida.

Música: Gonna Fly Now, de Bill Conti
Juego: Colosseum, de Wolfgang Kramer y Markus Lübke

 

Silla de ruedas eléctrica

Silla de ruedas eléctrica

¡Hola de nuevo! Ya me han dado la silla eléctrica que será mía definitivamente y es otra basura infame. Cada vez toma las curvas de una forma, así que hay que estar preparado para todo. Es tan grande que seguro que no cabe en el ascensor de mi casa, pero al menos se acabaron los auto-atropellos.Sección sobre rehabilitación y fisioterapia

Últimamente no he mejorado mucho físicamente, pero sí he aprendido muchas cosas que me ayudarán en el día a día, como ducharme (en un baño adaptado), hasta el punto de que soy casi independiente. El personal por aquí alucina con lo que estoy consiguiendo (para ser tetrapléjico) y, consecuentemente, me dan mucha manga ancha. Por ejemplo, el sábado sufrí mi primera caída de la silla (tuve buenos reflejos y solo tengo rasguños y contusiones menores), y en vez de seguir el protocolo habitual de meterme en la cama, a la hora siguiente estaba subiendo a un autobús urbano por primera vez para ir al súper.

De hecho, le pregunté al médico por la fecha de alta aproximada, y no ha querido dármela. Como necesitaba decir algo a mis clientes, yo mismo he aventurado finales de noviembre. Luego me he dado cuenta de que sumarían un total​ de seis meses, la estancia mínima para un tetrapléjico. En cualquier caso, los dos meses que restan son muy largos y aún queda mucha tela que cortar.

Cuarto de baño bien adaptado

Cuarto de baño bien adaptado

Hoy me han subido al comedor común para cenar (solo te suben si puedes comer sin ayuda, cosa que yo lograba excepto para pelar las naranjas). Adivinad qué fruta me pusieron… Además, celebré el hito (soy el único tetrapléjico del comedor) arrollando una mesa con la silla eléctrica y tirando una jarra de agua al suelo, para alborozo de todos los comensales. Menos mal que perdí la vergüenza hace mucho… A partir de ahora, se acabó el comer y cenar en la habitación.

Sección dedicada a acontecimientos extraordinariosPara rematar la faena, me han puesto en la mesa con una peruana que habla por los codos como no he visto a nadie. Es alucinante, no os lo podéis imaginar. Nos contó todo su historial médico en 20 minutos, con pelos y señales (creo, porque yo me perdí con el segundo cateterismo). Dediqué los 5 primeros a cenar, y los 15 siguientes a pelar la naranja (¡Logro conseguido!). La tía seguía vomitando palabras como una ametralladora. Me comí la naranja y me excusé para que la pobre pudiera empezar a cenar.