Música: Wheels of Fire, de Manowar
Juego: Automania, de Kenneth Minde y Kristian Amundsen Østby
Como prometí, voy a hablar del segundo proyecto secreto; sabéis que estuve varios meses dedicando un par de horas al día a reaprender mecanografía. Cuando me di cuenta de que nunca iba a teclear suficientemente rápido para trabajar, decidí dedicar a esas horas a algo más productivo: aprender a conducir. Sí, no es broma, yo que nunca me he interesado por los coches, me lanzo a ello precisamente ahora, que es cuando más me va costar. Pero me lo voy a sacar por mucho que me cueste.
Me matriculé en una autoescuela y me puse a hacer tests (ahora son online), porque después de mi experiencia en la carrera, estudiar un libraco de 260+ páginas de normativas es algo que no puede tener un final feliz.
Esto ya fue hace bastante tiempo, pero entre la huelga de examinadores, que obliga a solicitar exámenes a uno o dos meses vista, y un error de la dueña de la autoescuela, que no me inscribió a tiempo, hice el examen teórico la semana pasada, un mes y pico más tarde de estar preparado. Mi idea era sacarme el práctico aquí, que es mucho más barato y fácil, pero cuando vi cómo estaba funcionando la huelga, me di cuenta de que iba a ser imposible: los tiempos de espera y la incertidumbre son tremendos.
Habréis pensado que he aprobado el examen teórico, pero no es así; tuve cuatro fallos y solo se permitían tres. Sin embargo, ya he empezado a dar clases prácticas. Creía que mi falta de estabilidad en el tronco podía jugarme malas pasadas, pero atándome al asiento la cosa funciona bastante bien. El primer día ya puse el coche a 100 y me pasé media hora navegando entre el tráfico de Toledo. La instructora dice que se me da bien, pero no estoy notando mucha progresión. De todas formas, viendo cómo conducían algunos de mis amigos al principio, no pierdo la esperanza. De momento no he atropellado a nadie, así que muy mal no lo estoy haciendo.
Ya he hablado con una autoescuela de Valladolid. El tío, además de ser bastante borde, no estuvo dispuesto a darme ninguna facilidad por ser discapacitado (todo lo contrario, pretende tangarme con la tasa de transferencia de expediente). Así que si conocéis alguna autoescuela de Valladolid que tenga coches adaptados aparte de San Pablo, os agradecería que me lo dijerais.
A cambio, prometo avisaros de las horas de mis prácticas para que no salgáis a la calle. ¡Trato hecho!