Desvarío I: Un escándalo real

El dilema del rey

Algunos en público y otros por privado, me pedisteis que escribiera también sobre opiniones personales y hoy lo hago sobre un tema de rabiosa actualidad. La idea es que podáis conocer un poco mejor a la persona que hay detrás de todo esto. Con ello estreno una nueva sección: Desvaríos. Por respeto a mis lectores monárquicos —que lo merecen más que el rey—, en esta ocasión voy a obviar la sorna de otras entradas y que tanto me pide el cuerpo. Allá voy. 

 

La institución de la monarquía está basada en el derecho divino. De otra forma, resulta difícil justificar la existencia de una persona que ostenta un cargo público súper privilegiado de forma vitalicia y hereditaria.

Tras esta introducción, ya habrá quien me tache  de republicano, pero si algo soy es antimonárquico. Porque es muy difícil defender la existencia de una figura tan arcaica como el rey en el contexto de los principios democráticos y de igualdad vigentes en nuestra época. Me da igual que la forma de gobierno elegida sea una República o nos inventemos otro modelo de estado acorde con la realidad actual.

 

Las monarquías mundiales

Pocos países relevantes siguen confiando en la monarquía

 

En España, tradicionalmente se ha acudido al pragmatismo y a la excelente labor del rey para justificar esta institución. Es innegable el servicio que prestó al país durante la transición a la democracia y el golpe de estado de Tejero, o su labor en las relaciones internacionales. Fueron estos logros los que decantaron la inicialmente dividida opinión pública a favor de la monarquía. Recuerdo que se hizo popular el declararse «no monárquico, sino juancarlista«.

Gran parte de los juancarlistas de entonces hoy se han convertido en monárquicos. La misma razón que les convirtió en monárquicos debería «reconvertirles». Porque igual de innegables que los méritos del rey emérito son los escándalos que ha protagonizado la monarquía española en los últimos tiempos. No hace falta que recuerde la historia reciente; seguro que la prensa os aburrirá con ella los próximos días.

En cualquier caso, los servicios prestados a un país nunca excusan la comisión de delitos. Como el propio Juan Carlos dijo, «la justicia debe ser igual para todos». Que todavía no se ha demostrado su culpabilidad y que ni siquiera está imputado es de lo poco sensato que he escuchado y leído a los partidarios que conserva, pero también es verdad que existen indicios serios de graves delitos fiscales como poco, y que yo sepa, cuando concurren estas circunstancias, la justicia impide que se abandone el país de forma cautelar.

 

 

Me hace gracia que se intente justificar argumentando que lo hace por el bien de la monarquía, por el bien del país, por la estabilidad, etc. Si fuera así, se quedaría a defender su inocencia y callar la boca de los que le acusan (como hizo con Chaves). Las ratas son las primeras en abandonar el barco. Le ha dejado todo un papelón a su hijo. No sé si regresará para ponerse a disposición del ministerio fiscal como ha prometido, pero normalmente el inocente no huye del país. Que se lo pregunten a Roldán o Puigdemont.

También me hacen gracia los que excusan su partida por el acoso de la prensa. La misma prensa que tantos años estuvo protegiendo su imagen y callando sus «supuestos» devaneos amorosos. Yo llevo muchos años oyendo las palabras «comisionista», «borracho» y «putero» vinculadas al rey. Sean ciertas o no las acusaciones, su salida del país va a producir justo el efecto contrario: está alimentando los rumores y el escándalo.

Pero los que más gracia me hacen son los que nos acusan a los españoles de «no conocer las costumbres árabes de hacer regalos en las negociaciones», como si le hubieran regalado un Rólex o unos gemelos, y no las cantidades escandalosas de las que se habla. Y lo peor es que al justificarle de esta forma están asumiendo su culpabilidad. En cualquier caso, quizás en los Emiratos lo llamen regalos, pero en España lo llamamos soborno/comisión ilegal, y como toda renta, existe la obligación de declararla a Hacienda.

Y por favor, dejad de victimizarlo. Si los rumores son ciertos, las víctimas somos todos los españoles: debe quedarse, cumplir la condena que le impongan y devolver el dinero. Y si no lo son, que se quede a demostrarlo.

 

El dilema del rey

Un juego de mesa publicado el año pasado que hoy cobra una rabiosa actualidad

 

A nivel personal, yo creo que Juan Carlos es culpable de eso y de más cosas que no se saben (por eso su hijo no ha querido «mancharse» aceptando su herencia). Y además sospecho que no será condenado (quizás ni siquiera imputado), bien porque los delitos fueran cometidos dentro del ámbito de su inviolabilidad (que duró hasta 2014), bien porque los poderes fácticos harán lo posible por ocultar un escándalo que no beneficia a nadie. Por supuesto, son meras especulaciones.

En definitiva, y retomando lo importante: la monarquía no tiene sentido en una sociedad moderna. No es justo que muchos pasen años estudiando y trabajando para conseguir un modesto puesto de funcionario, o al menos pasen por las urnas para ocupar un cargo público de forma temporal, mientras que otros lo consiguen solo por nacer en el seno de la familia correcta. Y sin obligación de jubilarse. La excusa del pragmatismo ha dejado de ser válida. Si necesitamos un cargo similar al monarca, que se le elija o se lo gane en unas oposiciones/concurso, como todo hijo de vecino. Y por favor, que alguien me explique por qué necesita el privilegio de la inviolabilidad para ejercer sus funciones.

 

 

Deberíamos aprovechar esta ocasión para deshacernos de esta institución tan obsoleta. Si hay que cambiar la Constitución, se cambia. Varios países modernos lo han hecho y nadie se ha rasgado las vestiduras.

 

¿Qué debemos hacer con la monarquía?

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7 comentarios

  1. Te felicito por este nuevo giro que has dado a tu blog como cronista de hechos de rabiosa actualidad.
    Expones tus ideas con una gran claridad, desde un punto de vista basado en datos que son reales, objetivos y por todos conocidos.
    La ética, el bien del pueblo y la transparencia en sus actuaciones debe ser el baluarte de quien obstenta el poder !!
    La monarquía para que tenga sentido debe ser ejemplar, un modelo de dignidad y moralidad.
    Y ahora más que nunca como el rey emérito dijo:
    La justicia debe ser igual para todos.

    1. ¡Hola, Pilar!
      Por supuesto, los hechos son -o deben ser- lo primero. Por respeto a los que aún siguen creyendo en él, le doy el beneficio de la duda, aunque parece muy claro que es culpable de los delitos que se imputan. Otra cosa es que le acaben condenando. Yo creo que su inviolabilidad -y el apoyo gubernamental- le salvará, a pesar de ser culpable. Seguro que es parte del «acuerdo» que ha propiciado su «exilio voluntario»: lárgate, desaparece de la escena, no molestes hasta que se enfríe el tema y si la causa llega a algo, desde la casa real y el gobierno presionaremos para que no siga adelante. Es la historia de este país.
      Admito que estoy pensando mal. Pero el historial de corrupción de este país invita a ello.
      ¡Muchas gracias por tu inmerecida alabanza!

    1. Y me esperaba fueran muchos más. Es lo mismo que sucede con la política. Seguimos apoyando y votando a los corruptos que nos roban. Y es una corrupción que me resulta especialmente odiosa, ¿porque qué necesidad tiene esta gente de robar ese dinero? Ya tienen suficiente para vivir varias vidas de forma holgada.

  2. Querido amigo: perdona por haber tardado tanto hacer un comentario, pero tardé mucho tiempo en recibirlo, porque me llegó como “ no deseado”, y después, varias veces, se me ha complicado editarlo, pero no puedo dejar de decirte lo clarísimo y lo bien que escribes y los razonamientos tan y acertados y lógicos que muestras en tu artículo, que es digno de haber sido publicado en un buen periódico o revista, porque merece la pena leerlo y compartirlo. Siento que haya pasado tanto tiempo, pero no podía dejar de decírtelo. Sigue escribiendo, que esperamos nuevos e interesantes mensajes. Un fuerte abrazo.

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