Hoy hago un paréntesis en mis cuitas para celebrar el cumpleaños de la mujer que vino a ocuparse de mi madre al mismo tiempo que yo llegué de Toledo, y de rebote, también me ha ayudado durante todo este tiempo con un montón de cosas, así que quiero dedicarle esta entrada.

Ella es la única que se acerca a saber lo mucho que me cuesta todo y los esfuerzos que tengo que hacer, los problemas a los que me enfrento a diario, etc. Es muy fácil obviar la valentía que ella ha demostrado abandonando su vida, sus hijos, nietos, amigos y su país para venir aquí. Los que no hemos pasado por ello no sabemos apreciar lo duro que es comenzar una nueva vida desde cero. Ese valor me ha servido de inspiración.

¡Feliz día!

¡Feliz cumpleaños!

Además de su ayuda, tengo que agradecerle el gran cariño que me ha demostrado durante este tiempo. Y casi más importante, el torrente de alegría que desborda, incluso en momentos difíciles de su vida. Siempre he dicho que me gusta rodearme de gente alegre, sobre todo en estos momentos de mi vida en los que es fácil caer en la depresión o la tristeza ante la serie de desgracias o cuanto menos dificultades por las que paso.

 

Espero que yo también esté sabiendo ser una influencia positiva en su vida. Y en cualquier caso, quiero que sepa lo mucho que me ha ayudado, física y mentalmente, y lo agradecido que estoy.

¡Felicidades, Claudia! ¡Te deseo lo mejor!

Hoy me he levantado con el brazo derecho paralizado.

Podía moverlo un poco, pero no ejercer ninguna fuerza. La mano, completamente muerta.

Los que vivís cerca de mí, sabéis que llevo una racha muy mala estás últimas semanas, así que no sé muy bien por qué, no le di mucha importancia. Intenté sondarme infructuosamente durante hora y media hasta que claudiqué y llamé a mi hermano Pablo para que me ayudará.

No solo hizo eso, también llamó a Urgencias y me acompañó durante toda la mañana, que emplearon en hacerme pruebas. El resultado fue el de siempre: no saben lo que me pasa ni por qué me pasa. La doctora fue muy amable y se comprometió mucho, pero todos los especialistas a cuya puerta llamaba echaban balones fuera tras unas pocas preguntas de rigor; supongo que lo mío se sale de su clínica habitual.

No lo pasé bien; además de la parálisis, sentía muchos dolores y tenía una buena infección, entre otras cosas. Pero el caso es que había recuperado parte de la movilidad, sobre todo con el brazo, así que cuando a media tarde la doctora me preguntó si quería ingresar o marcharme a casa, me decidí por lo segundo.

Evidentemente, no se trata de mi casa, sino de la de mi madre, porque con el brazo así no puedo valerme por mí mismo.

Pero el caso es que estoy mucho peor de lo que creía. Apenas soy capaz de moverme en la silla de ruedas; avanzo lento, maniobro muy mal y en cuanto hay una mínima pendiente, no puedo seguir. Hay muchísimas cosas que ya no puedo hacer. Y he dejado de mejorar.

Día negro

Hoy ha sido un día negro

Estoy aterrorizado.

He planificado lo que iba a ser el resto de mi vida en función de unas capacidades que ya no tengo. Si no me recupero, perderé gran parte de lo que he conseguido hasta ahora: mi independencia, mi casa, mi moto y hasta mi perra.

Quizás no debería publicar esto hasta dentro de unos días, cuando se asienten las aguas, para bien o para mal. Pero esta vez he decidido compartir con vosotros este momento de angustia porque también forma parte de la lesión medular. Ojalá todo acabe en un mal recuerdo.