Música: 19 días y 500 noches, de Joaquín Sabina

Juego: Antiquity, de Jeroen Doumen y Joris Wiersinga

 

Sección sobre mi estado de saludMe han vuelto a ingresar. Otra infección de orina, con varias complicaciones de propina. Como si no tuviera ya bastantes problemas… Ya son cinco ingresos en tres meses y medio y estaréis aburridos de tanto hospital, así que me limitaré a decir que me han acabado dando el alta y estoy en proceso de «desintoxicación» de unos antibióticos bastante potentes, que me han dejado como el Sr. Burns durante todos estos días.

El Sr. Burns moribundo

A veces me siento así

No estoy pasando por una buena racha. Me paso el 95% del tiempo en el hospital o convaleciente; la enfermedad de mi madre avanza rápida e implacablemente; tengo un buen amigo que está viviendo un momento muy malo y no puedo ayudarle; mis dolores neuropáticos siguen empeorando, los médicos no tienen ni idea y los espasmos cada vez me complican más las actividades más simples; la relación con mi novia se ha terminado y aunque ya adelanté que era bastante pesimista respecto a su viabilidad, constatarlo no deja de ser doloroso; la mitad de los amigos que hice en Toledo lo está pasando muy mal (mentalmente, físicamente yo me llevo la palma, de largo), la mayoría de ellos porque no terminan de aceptar su nueva realidad. Siento que me estoy estancando en una situación complicada, voy perdiendo lo que gané en Toledo y lo peor de todo es la sensación de impotencia: por primera vez siento que no puedo hacer nada para mejorar mi estado.

Hámster en una rueda

Otras veces me siento así: intento tirar de mi vida, pero ésta acaba tirando de mí… y vuelta a empezar

Pero nada gano sentándome a lamer mis heridas; no queda otra que seguir adelante.

Después de lo visto estos últimos meses, mi estado de salud es mi máxima prioridad y todo lo demás es muy secundario. Tengo dos grandes preocupaciones:

1.- Dolores neuropáticos: hay algo que los provoca, porque antes apenas tenía y ahora los padezco de forma continua y cada vez más intensa. He pasado por las manos de toda la plantilla de Medicina Interna y algunos especialistas de Digestivo, Neurocirugía, Urología, Medicina General y Rehabilitación. Nadie ha sabido dar con el origen del problema y todos echan balones fuera. Tengo revisiones programadas con algunos de ellos y con Neurología, pero ya he perdido la esperanza. Sigo pendiente de Toledo, pero mi revisión todavía está programada para el 17 de diciembre. Unidos a los dolores han llegado los espasmos: activaciones involuntarias de los músculos no controlo que suelen producirse al realizar movimientos; por ejemplo, los espasmos son muy peligrosos cuando estoy haciendo alguna trasferencia, ya que me alteran el equilibrio y puedo acabar dándome de bruces contra el suelo.

2.- Infecciones de orina: cuatro infecciones (una de ellas bastante grave) en poco más de tres meses es muchísimo. Me han dicho que es normal padecer varias infecciones al principio, aunque no tantas. Estoy teniendo muchísimo cuidado con los sondajes y de momento llevo diez días fuera del hospital. Los urólogos no han encontrado nada raro, aparte de mi vejiga neurógena.

Moisés rompiendo las tablas

¡¡Condenada sabandija!! ¡Sabía que me fallarías! Como vuelvas a incumplirlas, al infierno de cabeza.

Por lo demás, confieso que aunque he mejorado en todos los campos, no he hecho mucho caso del decálogo que me impuse, salvo en lo relativo a los sondajes. Me voy un coscorrón, pero me concedo otro mes y a finales de mayo volveré a informar.

El carné de conducir sigue igual. Estoy desanimado y me falta tiempo. No me he vuelto a poner con él. Visto mi historial, cada vez tengo más dudas. Pero no me rindo.

Después de un mes sin caídas (no tiene mucho mérito, ya que lo he pasado en el hospital), he besado el suelo en un par de ocasiones. La primera resbalé con un protector de colchón al transferirme a la silla; fue una caída peligrosa, ya que las piernas quedaron en una posición forzada y pude habérmelas roto. La segunda fue todavía más tonta: al sacar la silla de un coche, se nos olvidó poner las ruedas antivuelco en su sitio, y al hacer un caballito con la silla, volqué hacia atrás. La buena noticia es que no me he hecho daño y trataré de aprender de estas experiencias.

Y hablando de caballitos con la silla… He conseguido un gran hito (dado mi estado), que os contaré ya en mayo, porque esto está quedando muy largo.

Para terminar por hoy, estoy pensando en dejar el blog. Lo empecé con la idea de ir contando mis avances y dejar constancia de una historia bonita. Pero últimamente no hago más que escribir malas noticias y quejarme, algo que odio profundamente. De momento os prometo que, me pase lo que me pase, la próxima entrada será mucho más alegre.

Música: I Still Haven’t Found What I’m Looking For, de U2
Juego: Clinic, de Alban Viard

 

Hace tiempo que no escribo. En parte es porque no ha sucedido casi nada relevante y en parte porque me ha invadido el desánimo. Me ha invadido el desánimo porque me he pasado el último mes en el hospital. Me ha invadido el desánimo porque llevo cuatro ingresos en tres meses. Porque no he estado completamente sano ni diez días desde que llegué. No sabía si hablar de esto o no, porque no me gusta quejarme ni contar malas noticias, pero el objetivo de este blog es contar una historia, y no sería una historia real si no contase también los problemas. Os toca soportarlo. Procuraré ser breve y hablar de cosas más bonitas la próxima vez.

En el hospital por tercera vez

Después de las fases rojiblanca, verdiblanca y blanquiazul, llega la fase Iron Maiden

Sección sobre mi estado de saludOs dejé en el hospital; había ingresado por unos dolores neuropáticos muy intensos y continuos que sonaban de nuevo a problemas intestinales. Parece que me equivoqué. No voy a contar el esperpento que viví en Urgencias para no dejar al colectivo médico en muy mal lugar. El caso es que tras catorce días de pruebas y espera, me dieron el alta. No han encontrado nada y «ellos no son quien para derivarme a Toledo». Por una parte, es una buena noticia que no hayan visto nada malo. Por otra, sin saber lo que me pasa no lo pueden curar. También he llamado a Toledo y me prometieron adelantar la revisión que me tocaba en mayo… Y me ha llegado una cita para diciembre. En fin, no me voy a quedar de manos cruzadas, porque solo la perspectiva de tener que aguantar con este dolor hasta diciembre me aterra; veremos qué se puede hacer.

Como decía, me dieron el alta, pero solo duré un día fuera del hospital. Al día siguiente me tuvieron que ingresar de nuevo. La última vez había venido yo mismo al hospital en autobús. Esta estaba tan mal que ni siquiera pude pasarme a la silla. Tuvo que hacerlo mi hermano, así como meterme y sacarme del coche. Estaba hecho polvo. Me diagnosticaron una sepsis, pero tenía otros síntomas adicionales. Yo estaba convencido de que era una gastroenteritis, pero los médicos lo descartaron por la ausencia de dolor de estómago. De nada me sirvió explicarles que yo no puedo sentir dolor de estómago, porque no tengo sensibilidad en esa zona. Era como si se negaran a aceptar que eso fuera posible. Al final se olvidaron de esos síntomas adicionales y yo me olvidé de sus instrucciones y estuve un par de días sin comer. Y se me pasó. En general, cada vez me parece más que el médico es un colectivo muy matemático y cuadriculado, algo que no debemos esperar cuando tanto nos insisten en que la medicina es una ciencia no exacta.

En el hospital por cuarta vez

Después del rojiblanco, el verdiblanco, el blanquiazul e Iron Maiden, llega la etapa final: el hastío

Mentiría si dijera que he dejado las drogas. Pero sí he dejado de abusar del cannabis. No me ha costado reducir la dosis hasta negar sus efectos secundarios. Y ha empezado a tener efecto: me «tapa» los dolores que no alcanzan mucha intensidad. Ahora es bastante más soportable, pero me deja toda la zona «bloqueada», agarrotada, y me complica todos los movimientos: vestirme, ducharme, moverme en la cama, transferencias, etc.

El 17 de marzo se cumplió un año de mi lesión. Creía estar recuperado ya hace cinco meses, pero aunque quizás lo estaba mental y físicamente, al volver de Toledo mi cuerpo se ha rebelado contra mí. Debo aprender a escucharlo y comprender el nuevo idioma en el que me habla.

El día del aniversario fue muy agradable, animado con las felicitaciones de la gente y muy bien acompañado. Sin duda, el mejor de mi última estancia en el hospital. Algunos de mis antiguos compañeros de Toledo me preguntaron por qué celebraba un día tan horrendo como el de mi lesión. Yo prefiero «reconvertir» ese día tan negativo en algo agradable, como lo es la celebración de todo lo que he avanzado en mi proceso de recuperación. No deja de ser cierto que el festejar mi recuperación ingresado en un hospital es el colmo de los colmos de los pacientes, como alguno me recordó…

Me quedo con que vuelvo a estar fuera del hospital. Sigo con dolores terribles, atenuados por la droga, la zona agarrotada y muy débil por los antibióticos, pero esta semana no he parado de hacer cosas y de estar con gente, y poco a poco me siento más fuerte. Creo que este lunes podré ir a fisioterapia por primera vez en más de un mes.

Rendirse no es una opción

No queda más remedio