13 de febrero: la vida puede ser maravillosa


Música: The Thing That Should Not Be, de Metallica
Juego: Fearsome Floors, de Friedemann Friese

 

Sección dedicada a acontecimientos extraordinarios¡Hola, hola! Ya estoy aquí de nuevo. No sé si cada vez soy más pesado, me enrollo más o qué, pero no dejan de pasarme cosas que me parecen dignas de mención.

Empiezo con la historia del fugitivo que os prometí en el grupo de WhatsApp: la planta del hospital en la que estaba ingresado es temporal, así que en la sala de espera no tienen máquinas de agua ni de refrescos.

Miguel Kimball

El nuevo fugitivo; ¿notan el parecido con el anterior?

Richard Kimble

El fugitivo [cuasi]original, Richard Kimble

Cuando vino a verme un amigo, subimos a la sala de espera de la planta de arriba para tomar un refresco no calórico. Estábamos tan tranquilos dando buena cuenta del mismo cuando aparece un guardia de seguridad preguntando por un tal Miguel García, al que «medio hospital estaba buscando». No hacía falta ser muy listo para darse cuenta de que la había liado parda. Estuve a punto de hacerme el sueco, pero solo habría empeorado la situación, así que me rendí ante la autoridad. Resulta que una auxiliar fue a mi habitación y al no encontrarme, me estuvieron buscando por toda la planta. No me vieron, así que revisaron el vídeo de seguridad de toda la mañana, y ahí aparecía yo saliendo por la puerta tranquilamente, con mi silla de ruedas y mi pijama del Atleti. Se alarmaron, llamaron a seguridad y los guardias de todo el hospital empezaron a buscarme. Habría sido más fácil llamarme por teléfono, pero estamos en España y eso habría requerido pensar un poco. El caso es que estuve toda la mañana recibiendo broncas, hasta que cambió el turno y las recién llegadas pasaron de las broncas a reírse de mí. Cuando al día siguiente pedí permiso para subir a por una botella de agua, me miraron muy, muy mal.

Fugitivo en Bruselas

Otro fugitivo, más cansino y demagógico; adviértase la patente diferencia de clase respecto a los anteriores. Solo dos de los tres han logrado hacer la Ruta de Kessel en menos de 12 pársecs

Sección sobre mi estado de saludDebo confesar que he tenido momentos bajos. Llevo mes y medio en Valladolid y he pasado ingresado casi la mitad del tiempo (más los nueve meses seguidos de hospital que traía en las maletas). Lo mejor que puedo decir es que a la semana me dieron el alta para seguir el tratamiento en casa y, aunque los antibióticos me dejan hecho polvo y tener una sonda permanente es un engorro, por lo demás me encuentro muy bien.

El momento estelar de la semana fue cuando llegó mi silla nueva. Estaba nervioso, porque había ido a dos ortopedias y en las dos me habían aconsejado que no me comprara esa silla, que era demasiado activa para mi lesión. No era un simple capricho, lo había mirado a fondo, pero estaba aterrado ante la posibilidad de que tuvieran razón y no me sirviera: habría desperdiciado un pastizal y destrozaría las tremendas ilusiones que había alimentado durante los últimos tres meses. Sin embargo, en cuanto la probé, mis temores se disiparon; de hecho, el especialista de la ortopedia, al verme maniobrar con ella, me dijo que yo tenía razón, que había elegido bien. No obstante, debo decir que el trato que me han dado ha sido espectacular. Antes de comprar, pregunté en TODAS las ortopedias de Valladolid y elegí esta no solo por el precio, también porque se veía que el especialista conocía bien el producto por el que pregunté y era amable. Acerté de pleno. No se han limitado a darme la silla con las especificaciones que le pedí, me lo han mirado todo al detalle para que se adecuara a mis necesidades (y no os imagináis la cantidad de posibles configuraciones que tiene una silla de este tipo). Para mí, es importante tener una ortopedia de confianza, en la que sepa que hacen las cosas bien, aunque me pille en la otra esquina de la ciudad.

Cthulhu

El ser que no debería existir original

También notaréis que la silla no tiene respaldo rígido. Es otra de las cosas que no me aconsejaban (mis otras dos sillas tienen el respaldo rígido). Este es de tela, así que pierdo en estabilidad y apoyo del tronco, pero gano en ligereza y facilidad de montaje. Puedo cambiarlo más adelante, pero de momento estoy contento (y todavía no me he caído). En conjunto, la silla es una pasada; tengo que probarla más fuera de casa, pero es más rápida y gira con una facilidad increíble. Comparada con la otra (a la que a partir de ahora me referiré como «antigualla»), esta anda sola. Es casi como si fuera un producto diferente. Sé que la marca de la antigualla fabrica sillas mejores, pero acaba de ser borrada de mi lista de opciones por producir algo que nunca debería haber existido (como aquellas polémicas viviendas de protección oficial de 30 metros de la ministra Trujillo de hace una docena de años).

Ahora que veo lo buena que es la nueva, descubro lo realmente mala que es la antigualla. No me gusta mencionar nombres ni marcas, pero esta vez voy a hacerlo para que si alguna vez llega hasta sus ojos, se ahoguen bajo el peso de su propia ignominia: Señores de QUICKIE, hay mínimos que deberían respetarse. La vergüenza que sentís para ocultar esa silla en vuestro catálogo online la perdéis repentinamente cuando se trata de vendérsela a la Seguridad Social.

Leticia Sabater

Otro ser que no debería existir, posterior, pero no menos terrorífico

Hace mucho frío y tengo el recuerdo de los hospitales demasiado fresco como para andar probando demasiado, pero ya he comprobado que mi radio de acción ha aumentado; ya veremos hasta qué punto. No obstante, es más peligrosa y debo tener cuidado. También estoy probando otras cosas; os las contaré más adelante, cuando cristalicen. Pero lo cierto es que estoy emocionado con mi nueva silla, así que seguro que la próxima vez os doy más la tabarra.

¡¡Por fin he podido retomar la fisioterapia!! Después de tres lunes consecutivos cancelando la cita por mis ingresos en el hospital, pude acercarme a ASPAYM. Está a cinco kilómetros de mi casa y me lleva una hora y dos autobuses llegar hasta allí.

Sección sobre mis experiencias en los autobusesEl trayecto también fue accidentado: en el primer autobús, vi un hueco y me lancé todo confiado con mi nueva silla hasta el puesto del conductor para pagar; todo salió a pedir de boca, hasta que, cuando retrocedía marcha atrás hacia mi sitio, el conductor pegó un buen acelerón y la siempre traicionera inercia hizo que mi silla volcara hacia atrás con tanta fuerza que ni siquiera las ruedas antivuelco me salvaron de la caída. Todo el autobús saltó hacia mí para ver si estaba bien y el conductor paró enseguida para interesarse; una vez más, mis reflejos me habían salvado de un buen golpe, ya que logré subir la cabeza y la caída no tuvo mayores consecuencias. Entre todos me ayudaron a retomar la verticalidad, a mí y a la silla; los pasajeros se portaron de maravilla.

Material de seguridad

Mi próxima adquisición en la ortopedia

Lo curioso es que en el segundo autobús también sucedió algo: estaba tan tranquilo en mi sitio cuando, al tomar una curva cerrada, mi silla empezó a deslizarse hacia fuera; me agarré a una barra como si la vida me fuera en ello (afirmación que bien podría haber sido cierta) y la cosa no fue a más. Supuse que se me habría soltado algún freno, pero no, la silla estaba completamente frenada. El conductor, que se había percatado por el retrovisor interno, paró, se acercó a ver cómo estaba y, también muy solícito, me dio algunos consejos para evitar ese tipo de cosas. Ya os lo dije la otra vez, pero sigo maravillado con la amabilidad de la gente. En cualquier caso, he batido mi récord: tres semanas y pico sin caídas (tiene truco, ya que dos semanas y el pico lo he pasado en el hospital). Ahora empezamos a contar de cara a un nuevo récord.

Debo ser imbécil, pero a mí todas estas cosas me encantan (seguramente mi opinión sería otra si me hubiera abierto la cabeza). Me recuerdan a las aventuras que vivía en mi imaginación cuando jugaba al rol, descubriendo cosas nuevas.

En definitiva, que desde que salí del hospital, llevo una semana excelente, casi sin dolores, en la que solo me han pasado cosas buenas. Como decía Andrés Montes, el gran comentarista de baloncesto ya fallecido: la vida puede ser maravillosa.

 

 

 

 

 

Sígueme y dale al Me gusta:

4 comentarios

  1. Pues si te han pasado cosas en poco tiempo. Me alegro que te vaya bien tu nueva silla y gracias por contarme a mí y a tus seguidores tus vivencias. Sigue así que nunca nos perderás.

  2. Lo que realmente es maravilloso, es la forma en que tú estás encarando la vida!!
    Por supuesto que la vida puede ser maravillosa, si nuestra actitud es positiva y sabemos ver el lado bueno de las cosas, porque indudablemente todas las cosas pueden variar según el cristal con que se miren, y en eso está la inteligencia emocional, en saber elegir el cristal adecuado, y ahí, tú estás demostrando que eres un experto gemólogo, porque el cristal que has elegido creo que es un brillante muy puro y de alta calidad.
    El episodio de la elección de la silla es genial y comparto contigo la alegría que da el acertar al elegir una compra, pues eso en cierta manera me pasa a mí cuando voy de tiendas aunque sea a comprarme unos simples zapatos, me pruebo todos los posibles, salgo sin comprar, recorro todas las zapaterías y al final cuando acierto la alegría es tal, que no me los quito ni para dormir.
    Así que tratándose de una elección tan vital para ti, como es la silla que te va a permitir una movilidad extraordinaria, y recorrer muchos lugares cuando la pliegues en el asiento del copiloto de tu futuro coche, es fantástico que hayas acertado de pleno en su elección,
    y que el estreno haya sido memorable, con esos episodios de subida a los autobuses, y con caídas casi de circo, pero con suerte y con final feliz.
    Y para colmo, todos esos episodios, te están haciendo revivir in situ esas peripecias que tu imaginabas como personaje virtual en tus vídeojuegos!
    La verdad es que no se puede pedir más y sobre todo celebro que te vayas encontrando cada vez mejor.
    Tus seguidores del blog estamos encantados con tus aventuras y esperando con impaciencia el próximo capítulo!!
    Un gran abrazo

    1. Sí, la silla es algo esencial, ya que son mis piernas en todo momento. Ha sido una gran sorpresa, porque al ser nuevo con todo esto, no esperaba que pudiera existir algo tan bueno 😀

      ¡Un abrazo para ti también!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.