Música: Zombie, de The Cranberries
 Juego: Pandemic, de Matt Leacock

 

Sección sobre mi estado de salud¡Hola a todos! Llevo tiempo sin escribir, porque no hay nada significativo que contar. El motivo por el que me sentía mal el domingo que estuve en Valladolid, ni pude subir a mi habitación sin ayuda es que tenía una infección de orina que, según me dicen, seguramente arrastrara desde el anterior miércoles, que no pude levantarme por mareos hasta la tarde, y estuve a punto de quedarme sin ir a Valladolid.

La escherichia coli, responsable de las infecciones de orina

La escherichia coli, la principal bacteria responsable de las infecciones de orina

Entre la infección y la potente dosis de antibióticos, que devoran tanto lo bueno como lo malo, he estado hecho polvo hasta ahora. En fin, hay que ser positivo y me hizo mucha ilusión que el lunes todo el personal de la planta y muchos pacientes notaran mi ausencia y pasaran a verme a la habitación. También me extrañó que en la tarde del mismo martes, en cuya mañana había tenido más de 40 de fiebre, me dejaran levantarme solo «por estar hasta las narices» de estar en la cama. Me fui a jugar al ping-pong, eché unas bolas, me sentí mal y me volví a la cama. Desde entonces he estado levantándome mañana y tarde (salvo el fin de semana, que me lo tiré entero en la cama) para hacer algo de ejercicio. Pero todavía me siento muy débil y apenas consigo nada.

Virus de la gripe

El virus de la gripe, una mina de proximidad perfecta

Otra buena noticia es que hay un virus de catarro/gripe campando a sus anchas por el hospital y, yo que suelo ser de los primeros en pillar esas cosas, sigo bien a pesar de que mis dos compañeros de habitación han caído. En cualquier caso, la infección ya pasó, el tratamiento con antibióticos acaba de terminar y este fin de semana lo voy a pasar en una casa rural semi-adaptada con unos amigos a los que tengo muchas ganas de ver, así que a partir de ahora las cosas van a ir a [mucho] mejor.

¡Escribo pronto la próxima semana!

Música: Welcome Home (Sanitarium), de Metallica
Juego: Diamant, de Alan R. Moon y Bruno Faidutti

 

Sección dedicada a acontecimientos extraordinariosYa estoy de vuelta en el hospital, gracias a mis primos. Se acabó el torbellino de acción y de emociones. He llegado tan agotado, que si mi primo no se hubiera empeñado en acompañarme a la habitación, me habría quedado por el camino.

Bienvenido a la realidad

Bienvenido a la realidad

‌‌Como os dije, me avisaron de que iba a ser duro, pero no esperaba que lo fuera tanto. Todo era un entorno hostil, hasta mi propia casa. En el hospital no me ayuda nadie en el día a día, pero allí me habéis tenido que ayudar todos. Sé que lo hacéis de buen grado, pero no es lo que yo esperaba ni lo que quiero. Para mí ha supuesto un gran impacto. Sin embargo, gracias a que mis hermanos se han desvivido por ayudarme, he podido ver a mucha gente. Me lo he pasado muy bien y ha sido muy emocionante recuperar parte de mi vida fuera del hospital, con familiares y amigos. La próxima vez espero veros a los demás.

‌Y hoy os dejo ya, que me vence el sueño. ¡Muchas gracias a todos!

Música: Paradise City, de Guns N’ Roses
Juego: First Train to Nuremberg, de Martin Wallace

 

Sección dedicada a acontecimientos extraordinarios¡¡Hola, hola!! Esta es la primera vez que os escribo desde fuera del hospital. De hecho, estoy en el AVE Madrid-Valladolid, en el que me ha dejado un hermano y del que me recogerá el otro.

No, no me han dado el alta todavía, solo estaré en Valladolid hasta el sábado o el domingo. La idea de todo esto es suavizar el brutal choque con la realidad que, según me han dicho, todos se pegan cuando les dan el alta médica. Por eso, en el hospital me aconsejaron que no hiciera planes y yo, que soy muy obediente, les hice caso… Aparte de ir a ver a mi padre, asistir al bautizo del hijo de mi prima Teresa y probar a vivir en mi casa para saber las adaptaciones que tendrá que hacer Carlos, ver si tengo que comprarme una cama especial y otras cosillas. El resto del tiempo, que ya no es mucho, tendré que ir improvisando sobre la marcha. Pero seguramente no haga muchas cosas fuera de casa, ni muy lejos, porque todavía soy un discapacitado novato (ni siquiera tengo el carné).

Servicio Atendo del AVE

Los AVE no están muy adaptados para minusválidos, pero el servicio Atendo permite viajar en ellos fácilmente

También os voy a contar una cosilla curiosa que me pasó el otro día. Hace un par de semanas, me apunté a un «grupo de terapia sexual». En mi caso, con parálisis de teticas para abajo, no parecía una decisión muy inteligente, pero me lo recomendó la terapeuta y, como ya sabéis, soy muy obediente y le hice caso, a pesar de que mis experiencias con el departamento de psicología del hospital habían sido poco gratas. En la primera sesión descubrí que no, no era una orgía; de hecho, fue una pérdida de tiempo total para mí. Sin embargo, la psicóloga me convenció para darle una segunda oportunidad. La nueva sesión fue igual de aburrida, e incluso deprimente por momentos, salvo por los ocasionales chistes de un buen amigo.

Sin embargo, nos puso un vídeo de un tetrapléjico, antiguo paciente del hospital, y una de sus escenas me impactó. En ella, explicaba lo mucho que le fastidiaba tener que hacer trabajar a sus seres queridos; según él, era una «puta mierda», pero él tenía una serie de necesidades de las que alguien debía encargarse.

Ayuda al minusválido

La ayuda al dicapacitado, el undécimo mandamiento

Me impactó porque yo sentía exactamente lo mismo. Los que me conocéis bien, sabéis que no me gusta nada pedir ayuda, aunque hasta ahora no me ha quedado más remedio que aceptarla. Y es así hasta tal punto que «ser independiente» ha sido mi principal objetivo y motivación durante todos estos meses en Toledo. Recibí un gran golpe moral el día que se lo conté a mi fisioterapeuta y me dijo que siendo tetrapléjico, eso era imposible. «Ser independiente» entraña muchas más cosas de cosas de las que al principio imaginaba, como sondarte a ti mismo, ponerte supositorios y otras cosas que, con mis torpes dedos, son realmente complicadas; o cosas como subirte a la silla desde el suelo (cuando me caigo) para las que además hace falta una fuerza sobrehumana. Sin embargo, no me rendí, y ya me falta poco parar ser independiente. Evidentemente, ese poco es lo más difícil, así que no creo que me dé tiempo a demostrar su error a mi fisio, pero aunque sea, terminaré de conseguirlo en Valladolid.

En cualquier caso, con o sin gran choque con la realidad, sé que mi vida ha sufrido un gran cambio. Un cambio que, como decía el «tetra» del vídeo, por mucho que me esfuerce en minimizar, también va a afectaros a vosotros, los que formáis parte de mi vida.

Música: Happy, de Pharrell Williams
Juego: Drum Roll, de Konstantinos Kokkinis y Dimitris Drakopoulos

 

Vittorio Brumottil

Futuro para/tetrapléjico

Quedarte parapléjico es una putada. Ya no es solo el tener que ir en silla de ruedas, ni los desafíos que ahora te supone el hacer muchas cosas que antes eran automáticas, sino los diversos problemas médicos a los que tendrás que enfrentarte a lo largo de tu vida.

Ser tetrapléjico es lo mismo, pero sin manos. Aunque suene a «chiste de Andreu», es la cruda realidad. Por ejemplo, vestirte, cuando tienes las piernas y la mitad del tronco muerto, es complicado. Pero hacerlo sin gran ayuda de los dedos es cuatro veces más difícil. Abrir una simple botella puede convertirse en una tarea titánica. Y así un largo etcétera.

¿A qué viene todo esto? A que enfrentarse a ello puede ser abrumador, especialmente para la gente mayor, que lleva toda la vida «viviendo bien». Al principio, entre las fiebres, el cariño de familiares y amigos y que la gente te dice que seguro que te vas a recuperar, no te enteras. Pero una vez te das cuenta de que te vas a quedar así toda la vida, el choque con la realidad es brutal. Teniendo en cuenta esto, pensaréis que un hospital lleno de para y tetrapléjicos debe de ser lo más parecido a un velatorio. Pero no es así. Es verdad que la mitad son personas que ya se han rendido y hacen lo mínimo. Pero, sorprendentemente, con la otra mitad puedes tener una conversación sin deprimirte. Y algunos de ellos son personas divertidas, con las que puedes echarte unas risas. Y a esas personas son las que yo busco.

Buen rollo en el HNP

Buen rollo en el Hospital Nacional de Parapléjicos; imagen del diario Más Castilla la Mancha

Al poco de llegar, tuve la suerte de coincidir en la habitación con un rumano afincado en Murcia que, además de ser listo como el hambre, es un cachondo mental. Enseguida congeniamos. Nos hicimos amigos de un madrileño de la habitación de enfrente, también bastante descerebrado. Entre los tres, creamos las tertulias post-cena en el pasillo, entre nuestras habitaciones. Al sonido de nuestras carcajadas, acabó saliendo más gente, y a veces hemos estado cerca de alcanzar la decena de tertulianos.

Es difícil explicar el buen rollo que se destila en estos breves momentos; baste decir que para mí fue un factor de motivación importante para llegar a ser «independiente» (si no eres capaz de acostarte solo, vienen los celadores y enseguida te echan al catre). Un par de amigos estuvieron cerca de vivirlo de primera mano cuando, hace unos días, se quedaron hasta después de la cena. Y digo «cerca», porque es difícil darse cuenta de lo que esto supone para las personas envueltas en las circunstancias antes mencionadas.

Perdonad que os haya soltado este rollete, pero contaros algo de cómo vivo me pareció más interesante que el clásico «Mamá, mira, ya sé abrir latas de Coca-Cola». En cambio, si os ha gustado, amenazo con contar más. ¡Un abrazo para todos!