20 de octubre: el misterioso caso de la orina desaparecida

Música: Sherlock Holmes, de Nins
Juego: Sherlock Holmes: detective asesor, de Raymond Edwards, Suzanne Goldberg y Gary Grady

 

Sección sobre mi estado de saludYa llevo tres semanas en Valladolid. Tres semanas más sin infecciones y tres semanas de actividad febril. Sigo con mucho dolor, pero los medicamentos y aquellas otras soluciones de las que hablamos me ayudan a controlarlo y puedo estar activo buena parte del día. Y me encanta estar activo, aunque sea para realizar trámites, que es lo que me ha ocupado la mayor parte de estas tres semanas. Hasta ahora, el temor al frío otoñal está siendo infundado.

He vuelto a empezar la fisioterapia en ASPAYM. Gracias a la intervención de Manolo, el psicólogo simpático (y bien preparado) de la semana pasada, me asignaron un transporte que venía a buscarme a casa, me cargaban con silla de ruedas y todo, y me entregaban en ASPAYM. Tardé dos días en cancelarlo. Para empezar, entre que recogían a los demás —yo me encontraba al principio de la ruta—, la antelación con la que llegábamos, lo que tenía que esperar tras terminar la fisioterapia y mientras dejaban a los demás en casa, pasaban más de cuatro horas; perdía toda la tarde, cinco tardes por quincena; porque tuvieron que pasarme al horario de tarde, pues solo entonces había una plaza para el transporte. Pero lo peor eran los mareos de proporciones épicas que me pillaba: el transporte era un autobús al que le habían quitado los asientos y anclaban dos sillas de ruedas por fila. Las sillas de ruedas no se movían un pelo, pero mi cuerpo, sin musculatura en el tronco ni apoyos que lo sostuvieran, se mecía a merced de la inercia del tráfico. Total, que perdía más tiempo, era en peor horario, mucho más caro y me sentaba peor que los viajes en autobús. Y encima me estaba perdiendo las aventuras.

Sección sobre mis experiencias en los autobuses

Porque nada más retomar los viajes en autobús urbano comenzaron a pasarme cosas. Esta vez no ha sido nada espectacular, pero son eventos que sazonan la vida. El primer día, al soltar el cinturón de seguridad, este se escapó de mis torpes manos tetrapléjicas y se recogió a toda velocidad; como al lado del extremo hay un agujero en el respaldo, la inercia le hizo pasar por ahí y le pegó un buen latigazo a la mujer que estaba al otro lado, según me contó Claudia. Bien por el diseñador del sistema de seguridad. Dos viajes más tarde, nada más subir al autobús, empezó a sonar la alarma que indicaba que se estaba replegando la rampa. Y siguió sonando… Y siguió sonando… Pero la rampa no se replegaba. El conductor apagó el motor, lo volvió a encender… O más bien lo intentó, porque el autobús ya no respondía. Lo intentó una y otra vez, salió a mirar no-sé-qué, llamó a alguien por teléfono, siguió mirando, volvió a llamar… Noté cómo las miradas de algunos pasajeros convergían en mí. Al cabo de un rato nos comunicó que un autobús de reemplazo estaba en camino. «¿Tendrá rampa?«, pensé yo; iba camino de fisioterapia y no podía perder mucho tiempo. Justo cuando el reemplazo debía de estar a punto de llegar, el motor del autobús se encendió misteriosamente y la rampa se replegó.

Y hablando de misterios. Os decía que sigo sin infecciones. Todavía envío muestras de orina quincenalmente para que las analicen, pero estas desaparecen misteriosamente. Asesorado por un amigo que hice en Toledo, había empezado a pedir los resultados de los análisis, y gracias a eso descubrí las desapariciones. No había resultados. Ninguno. Han desaparecido TODAS las muestras que he enviado. Y lo que es peor, durante mi último ingreso hospitalario —por infección de orina—, no me hicieron ningún análisis de orina. Quizás sea el procedimiento normal, pero a mi me parece harto extraño. Mi último análisis data de hace bastantes meses. Todas mis muestras de orina desaparecen. No sé hasta cuándo se remonta este misterio, pero quizás mis infecciones recurrentes del pasado se deban a esta alergia que la sanidad pública siente ante mi orina. Gabán, gorro, pipa y lupa en mano, me he lanzado a desentrañar este misterio. Os daré buena cuenta de mis averiguaciones.

Investigando

Gabán, gorro, pipa y lupa en mano

Mientras tanto, decidí comprar unas tiras reactivas (aunque me las acabó regalando una amiga) para comprobar personalmente si estoy infectado. Según sus resultados, estoy infectado un 85% de las veces, y la mayoría de ellas mi infección (el valor de leucocitos en orina) se sale de la gráfica. Al principio pensé que las tiras no funcionaban, que estaban caducadas, pero siempre que tomaba un antibiótico los leucocitos desaparecían radicalmente, y poco a poco, día a día, los valores iban aumentando. Ahora ya no sé qué pensar, pero está claro que las tiras funcionan. Mi médico del HNP me advirtió que siempre tendría bacterias en la vejiga, pero unos valores tan extremadamente altos… Todo se aclararía con los resultados de las muestras que mando a analizar, pero estas están siendo sistemáticamente fagocitadas por el sistema de la administración pública. ¿Estaré infectado? Con ese 85%, ya no hablaríamos de «estar infectado», sino de «ser un infectado«.

Recupero el tema de la fisioterapia para anunciaros que he batido el récord de asistencias consecutivas; no era muy difícil, ya que lo había dejado en dos sesiones. Ya van seis. Con todos los cambios de transporte, tengo una nueva fisioterapeuta recién titulada. Como yo soy un tetrapléjico recién salido de fábrica, creo que haremos buena pareja. Mi fisioterapeuta antiguo era el jefe del gimnasio, pero he pedido que me dejen con la nueva al retomar el horario matinal. De momento voy avanzando muy despacito; me gustaría ir más rápido, pero no quiero asustarla (todavía) con mis «particularidades» y quizás me venga bien hacer un poco de caso.

Por cierto, como mi vida no es suficientemente complicada, me he comprado un piso. Pero eso es un tema para otro día.

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1 comentario

  1. Siempre he valorado lo bien que escribes, así como las cosas que nos comentas, como la historia del “ tetraterco” que es extraordinaria, y pienso que debería ser publicada en un periódico o revista, para todo el mundo, porque está realmente muy bien escrita . Despues, la semana pasada, con los interrogantes que nos haces, sobre la ayuda que puedes necesitar, o no…nos haces pensar mucho, en cómo debemos actuar, pero hoy …. estás realmente divertido contando tus “aventuras y desventuras” con los análisis y el transporte. De verdad, eres único!!! Consigues que las cosas que se complican, resulten amenas, y al contarlas, pones un toque de humor que nos encanta. No cambies nunca! Feliz semana, y sigue batiendo el récord de asistencia a Aspaym!

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